Por Ashlei Espinoza Rodríguez. Enviada
En el aparente silencio de su soledad, los muros de cantera de los ex conventos que conforman la Ruta Dominica en la Mixteca Alta resguardan esperanzadores susurros que narran, a quien desee escuchar, el pasado y presente de este pueblo.
Localizados en el noroeste de Oaxaca, los ex conventos de Santo Domingo Yanhuitlán, San Juan Bautista Coixtlahuaca y San Pedro y San Pablo Teposcolula, trasladan a los visitantes, cada uno a su manera, a un viaje en el tiempo que comienza en la época de la Colonia y culmina hasta nuestros días.
Corría el siglo XVI y la Orden de los Dominicos provenientes de España, comenzaron a llegar a Oaxaca para evangelizar a la población que hasta entonces, profesaba una religión politeísta al adorar a deidades relacionadas con la naturaleza.
Para lograr su cometido, los frailes dominicos iniciaron la construcción de una serie de conventos y templos que sirvieran como centros religiosos para congregar al pueblo mixteco que se vio sumergido de la noche a la mañana, en un sincretismo religioso que sigue vigente hasta la actualidad.
En entrevista, la encargada de los tres ex conventos resguardados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Itandehui Franco Ortiz, detalló que para que fueran posibles estos espacios, los pueblos de la Mixteca Alta se unieron para poder edificar las impresionantes construcciones.
“Los ex conventos fueron construidos en un estilo gótico plateresco por gente tanto de aquí de Yanhuitlán como de pueblos de alrededor, ya que era como una especie de tributo con el que tenían que contribuir.
“Muchas veces la gente se pregunta cómo es que se construyó un lugar tan grande, lo que pasa es que había suficientes recursos económicos, había bastante gente y pues vinieron de muchísimos pueblos para la mano de obra”, detalló.
Explicó que los tres conventos fueron levantados con cantera de la región en diversas tonalidades. Así, el recinto de Yanhuitlán presumirá sus muros construidos con cantera blanca; Coixtlahuaca mostrará la belleza de la cantera verde, mientras que el ex convento de Teposcolula está realizado en cantera rosa.
“Además, los tres tienen algunas coincidencias: símbolos del escudo domínico, la flor de lis que es el escudo en blanco y negro y que también eran los colores que portaban los frailes dominicos en su vestimenta”, aseveró la también maestra en Historia del arte por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Edificado sobre un amplio jardín, donde hoy los niños pueden jugar y los adultos pueden postrarse sobre la suave alfombra de pasto, el imponente ex convento de Yanhuitlán, que se vislumbra desde lo alto de las montañas que cobijan al municipio, fue la casa de 18 frailes dominicos quienes crearon una planeación casi perfecta en el funcionamiento del espacio.
“Tenemos datos de qué vivían alrededor de aquí 18 frailes algunos se quedaban en el recinto y otros salían a todos los pueblos a evangelizar. También aquí los pueblos de alrededor traían digamos, una especie de tributo que se lo daban a los frailes para su mantenimiento, daban alimentos, grana cochinilla, seda y también frutos”, señaló Franco Ortiz.
“Toda la construcción estaba muy bien planeada, por ejemplo este lugar tiene un área de letrinas donde debajo de ellas había cloacas que trasladaban lo que cayera de las letrinas al huerto, para que funcionara como abono”, detalló.
Asimismo, la encargada de estos lugares narró que este convento, al igual que los otros dos, han formado parte de episodios emblemáticos de la historia.
“El exconvento ha pasado también por distintas etapas; aquí, como los otros dos, fueron usados como cuarteles militares en la Revolución, incluso desde antes, desde la Independencia, estuvo el ejército de Morelos, por ejemplo, en lo que son ahorita los baños de la planta baja, anteriormente eran caballerizas”, comentó.
En tanto, en el ex convento de Coixtlahuaca, el cual conserva gran parte de la deteriorada construcción original y que se encuentra en proceso de restauración por parte del INAH, aún se pueden apreciar las pinturas originales que decoraban sus paredes, así como las imágenes religiosas que sirvieron para la evangelización.
“La atención que pusieron los frailes a las imágenes de los cuadros novohispanos también funcionaba para catequizar y evangelizar, tenemos entendido que los nativos no sabían bien el español ni hablarlo ni escribirlo. Entonces una forma importante de evangelizar era a través de las imágenes como el retablo de Coixtlahuaca”, mencionó.
A su vez, el espacio de Teposcolula alberga la capilla abierta, catalogada como la más grande del continente americano ya que mide 43 metros de largo, 15 de alto y 11 de ancho, esto de acuerdo a información de la página de internet del INAH.
En cuanto al motivo del por qué esta capilla se encuentra al aire libre, el INAH detalló que esto se debió al objetivo evangelizador que los frailes dominicos tenían, lo que los llevó a realizar actos religiosos fastuosos al aire libre que atrajeran a la población local para convertirla al catolicismo.
Al respecto, el encargado de este ex convento, Manuel Gómez Mendoza, comentó que “la capilla abierta era con el fin de que los españoles les inculcaran la religión a los nativos, porque estos estaban acostumbrados a sus ceremonias al aire libre. Actualmente sólo se utiliza para fiestas patronales y eventos culturales”.
Custodiados por el INAH, este conjunto de ex conventos dominicos de la Mixteca Alta que conforman la Ruta Dominica están en proceso de restauración, donde hasta el momento el mayor avance se presenta en Yanhuitlán con un 98 por ciento, seguido de Teposcolula con 90 por ciento y Coixtlahuaca con 10 por ciento.
No obstante, estos recintos continúan con su labor de difundir el patrimonio cultural de la Mixteca, tal es el caso del ex convento de Yanhuitlán, donde además de albergar un museo que aloja diversos vestigios prehispánicos, se adecuó lo que fueran los que dormitorios de los frailes, para fungir como salas de exhibición para mostrar las creaciones artísticas de la gente local.
“Si estos recintos fueron construidos por gente de la Mixteca, lo mínimo que podemos hacer es que lo utilicen sus descendientes por eso tenemos exposiciones, conferencias, charlas, jornadas culturales y todas tienen que ver con lo que es el Patrimonio Cultural de la Mixteca y sus tradiciones.
“Queremos que la gente de la Mixteca, conozca su propia cultura su propia historia y a la vez también adentrar a la gente de Oaxaca, de México y del mundo”, puntualizó Itandehui.