El Valle de los Monjes en Chihuahua y sus rocas misteriosas

En el suroeste de Chihuahua encontramos un paisaje enigmático: el Valle de los Monjes. También es conocido como las Rocas de Bisabírachi en la lengua indígena.

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Se ubica a 15 kilómetros del pueblo de Creel y su nombre se explica sólo cuando ves la forma de las rocas. ¡Parece que es una procesión de monjes! Incluso es posible distinguir su cabeza y sus características túnicas. Por eso, unos creerían que eran monjes que se convirtieron en rocas después de una meditación larga y profunda.

Al estar en él, las dudas y preguntas son inevitables: ¿Cómo se originaron? ¿Fueron construidas por alguien o aparecieron de la nada?

Una de las teorías cuenta que cuando recién se creó el mundo, las rocas eran maleables. Entonces fueron esculpidas por los primeros seres humanos.

La explicación científica dice que surgieron por fuertes movimientos tectónicos. Y que, con el sol, el viento, la lluvia y climas extremos erosionaron hasta tomar su singular silueta.

Lo cierto es que estas rocas calcáreas de la Sierra Tarahumara tienen alrededor de 20 millones de años de existencia. ¡Y que el panorama es impresionante!

El paisaje del Valle se complementa con los enormes pinos que lo rodean. Además, el silencio reina por completo. El canto de las aves y las corrientes de viento crean el ambiente ideal para meditar.

Por lo mismo, el Valle de los Monjes es perfecto para practicar senderismo o andar en bici. También se arman caminatas y excursiones. Y como cada roca llega a medir hasta 60 metros de altura, muchos se animan a escalarlas.

Para la comunidad tarahumara o rarámuri del lugar, es un sitio sagrado. Ellos consideran que son dioses que están dispuestos a escucharte y darte consejos en medio del silencio.

Sean dioses, monjes o rocas, este valle de Chihuahua junta lo misterioso con lo majestuoso. Y logra el balance entre la paz y la aventura extrema.