Los mayas tenían una leyenda para explicar las manchas que el jaguar mostraba en su pelaje
En la cultura maya, el jaguar o balam era un animal de gran importancia; pues significaba poder. Los mejores guerreros se vestían con su piel; y fue representado en pinturas, estelas y cerámica. Se decía también que los Uay Balam eran unas creaturas con forma de jaguar que protegían los cultivos.
Por supuesto, también se vieron representados en las leyendas. Esta, en particular, habla sobre la razón de que este felino tenga manchas oscuras en el pelaje.
El castigo del jaguar
Todo comenzó en la selva. Además de jirafas, jabalíes, cebras y monos; existía el jaguar. Este, en particular, era muy vanidoso; pues solía presumir todo el tiempo su impecable y hermoso pelaje amarillo. Se esforzaba por mantenerlo limpio y brillante.
En una ocasión; los monos se pusieron a jugar con la fruta. Uno de ellos arrojó un mamey; que para su mala suerte cayó en el lomo del jaguar que pasaba. Furioso, el felino le lanzó un enorme zarpazo; y una vez herido, se lo llevó a las profundidades de la selva y lo devoró.
Los demás monos, indignados, fueron con los dioses. Gritaban y se quejaban, exigiendo un castigo para el jaguar; pues no había cazado por hambre, sino por simple venganza.
En respuesta, los dioses les dijeron que la próxima vez que el felino pasara, le arrojaran aguacatillos. La mancha permanecería; y así el jaguar perdería la razón de la vanidad por la que mató al mono. Para llevar al jaguar hasta la trampa; los dioses enviaron a los jabalíes a perseguirlo en grupo para que corriera hasta los árboles de aguacatillo.
sí lo hicieron. El jaguar huyó para evitar ser aplastado; y llegó corriendo a los aguacatillos, en donde lo recibió una lluvia de estos frutos. Como era imposible que los atacara a todos juntos; el jaguar huyó. Se dice que el furioso rugido que emitió al no poder desmanchar su pelaje resonó en toda la selva. Desde entonces, los monos y el jaguar quedaron como enemigos; y las manchas del felino como la marca de la justicia de los dioses.
Los mayas solían contar leyendas de todo tipo; pero las de los animales eran muy particulares. ¿Conoces alguna ora?