El Sistema Turibús de la Ciudad de México nació en el 2000 para ofrecer al público, nacional y extranjero, experiencias turísticas temáticas de gran calidad y variedad. Cada una de ellas vigentes y adaptadas a los gustos de cada visitante. Podemos visitar desde las bellas terrazas capitalinas, hasta pasear a nuestras mascotas. E incluso, disfrutar de dos a tres caídas de nuestra tradicional Lucha Libre. Pero también podemos descubrir la historia de nuestra ciudad a través de sus cantinas. Así comenzó nuestra inolvidable travesía en el Turibús Cantinas.
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Cuatro cantinas, décadas de historia
Una cosa está clara: si vas a visitar cantinas es porque traes actitud de fin de semana sin importar el día que sea. El recorrido de Turibús Cantinas comenzó en el emblemático edificio de Reforma 222 y partimos rumbo a nuestra primera, de cuatro paradas.
Durante el trayecto, los jóvenes de Tequila Trujillo se pusieron guapos y nos dieron shots de cortesía mientras nos explicaron un poco de la historia de su producto. ¿Quién le dice que no a un buen tequilita cristalino mientras cruzas el Hemiciclo a Juárez y ves el Palacio de Bellas Artes desde otra perspectiva?
Conforme avanzamos entre el mar de autos y oficinistas recién salidos de sus labores, Mariana Bravo, nuestra guía de Turibús Cantinas, nos dio algunos datos interesantes del Centro Histórico. Esto con el fin de amenizar el camino hacia nuestra primera parada.
Viaje al pasado entre versos y tequila
El ánimo de la gente comienza a ebullir conforme nos vamos acercando. Ya huele a fiesta y tradición al llegar a nuestro primer destino: La Cantina Salón España.
Y de repente, nuestro viaje ahora es por el tiempo. Justo a 1925; año en que refugiados españoles de la Guerra Civil fundaron el lugar en el que encontrarían tregua.
Recorrer cada uno de sus rincones es relajante: sus mesitas de madera, el icónico salón taurino que recopila décadas de tradición. Y el mural de finales del siglo XIX que engalana la pequeña, pero variada barra, mostrando un naciente y vanguardista Zócalo capitalino. Aquí se respira el tiempo.
En el Salón España, tienen una de las más extensas cartas de tequila conocidas en la ciudad. Si quieres echarte un caballito del remedio que tomaba tu abuelo hace 50 años, aquí lo encuentras. No hay mejor lugar para relajarte después del trabajo, pedir cualquier trago y recuperar la calma. Mientras tanto, el Sr. Roberto Torres, alias “el Poeta Itinerante”, te declama los mejores versos de García Lorca, Neruda y Amado Nervo. Una completa sinfonía de emociones.
En este tour está estipulado que cada parada sea de 45 minutos, así que, transcurrido ese tiempo, nos volvemos al autobús y a seguir la fiesta. El ánimo de los participantes es otro comparado al que tenían hace menos de una hora. Es como si fueran otras personas, más alegres, con más ambiente y de mejor humor. La terapia del alcohol está haciendo su efecto.
Y “como una no es niguna…”
La segunda parada nos recibió con banda sinaloense, calidez y su platillo estrella: las tortas de chile relleno. Hablamos de la famosa cantina “La Vaquita”. Es un sitio histórico, donde convivieron grandes personalidades como Frida Kahlo y Diego Rivera.
Era el lugar de reunión preferido de pintores, periodistas y personajes de los años 30. Incluso, se dice que Mario Moreno “Cantinflas”, en su difícil inicio artístico, y al no tener donde dormir, utilizaba esta cantina como posada.
La historia del nombre de este lugar se originó gracias a los periodistas de “El Machete”. Era una revista de izquierda fundada en 1924 por el mismo Rivera, David Alfaro Siqueiros y reconocidos artistas nacionales. La mencionada cantina era su lugar predilecto de reunión, no tanto como su poder adquisitivo. Entonces, ¿cuál es la forma de pagar eficientemente la cuenta de una cantina entre varios comensales? Exacto, haciendo coperacha o “la vaquita”, técnica que nos ha salvado a muchos a la hora de salir a beber. Teniendo en cuenta los precios tan accesibles que manejan en este lugar, es de suponer que todas las “vaquitas” eran exitosas.
Noche de cine mexicano
Salimos más entonados de esta cantina. Y, entre fiesta, mamarre y ramazos (cortesía de los arboles gandallas del Centro Histórico), nos dirigimos a nuestra tercera parada: “La Mascota”.
¿Y qué hay en “La Mascota”? Bueno, pues una extensa carta de botanas ilimitadas y muy mexicanas en la compra de tu bebida. Además de un mesero por cada especialidad: el que te ofrece bebidas y el que te proporciona el bajón. A través de sus mesas ves desfilando suaderito en salsa verde con frijoles, chilaquiles con arrachera, platanitos con crema y demás suculentas piezas gastronómicas que se agradecen cuando ya vas un poco pasado de alcoholes.
En este lugar se filmó una escena de la película mexicana “Mirreyes vs Godínez”, gracias a ello, adquirió cierta popularidad. Hasta en un lado de la entrada hay un pequeño anuncio que comprueba lo dicho anteriormente. Nomás para que se den un quemón.
La última y nos vamos
Emprendemos la marcha hacia nuestra última parada, el broche de oro, la espuma de una cerveza servida perfectamente. El tour ha sido satisfactorio hasta este punto, todo lo demás es un gran extra en esta sumersión en la historia cantinera del centro. Poco a poco nos vamos acercando a la legendaria Plaza Garibaldi. “Cielito lindo” por una esquina, “El aventurero” por la otra, chicles cigarros y paletas por otro lado. Se siente el ambiente de fiesta y celebración. A lo lejos observas la entrada: “Salón Tenampa”, sabes que nada puede ir mejor.
Y así es como entramos a la cuarta cantina. Mariachis cantando entre varias mesas del lugar, todos y ninguno a la vez. Frida Kahlo observándote en la entrada y “Dos tipos de cuidado” viendo cómo te emborrachas con tan poquito. Nacionales y extranjeros son clientes de este lugar fundado en 1925, en donde el papel picado y demás parafernalia mexicana adornan tu visita. Ambiente 100 % mexicano con precios accesibles.
Turibús Cantinas, más que un recorrido
Y es así como termina el recorrido de Turibús Cantinas. Algunos desertaron en el camino. O simplemente se sintieron como en casa en alguna cantina y decidieron quedarse a seguir su propia fiesta. Otros se van a sus casas con el clásico ‘un paso adelante, dos pasos atrás’, pero en general, todos están satisfechos.
Es aquí donde vemos la importancia de estos tours. Los usuarios viven experiencias totalmente distintas a la que están acostumbrados, y de paso, conocen un poco de la sustanciosa historia mexicana:
“El Centro Histórico es una zona muy importante que tiene lugares históricos que valen la pena conocer. Seas nacional o extranjero, queremos que puedas venir con confianza al Turibús y que te sientas a gusto, viviendo estas experiencias y de paso puedas conocer a mucha gente interesante. Hay que llenarse de barrio un poquito”, precisó nuestra guía de turistas, Mariana Bravo, durante el recorrido.
Este paseo por cantinas se lleva a cabo los miércoles, jueves y sábado. Parten de Reforma 222 a las 7 de la tarde y hacen parada en el Hemiciclo a Juárez a las 7:30. Tiene una duración de 4 hrs., aproximadamente. Consulta mayores informes aquí.
Un agradecimiento especial a José y Mariana Bravo por las facilidades otorgadas para disfrutar del Turibús Cantinas.
Fotos: Alberto Balderas y Carlos Aguilar