Por Sharon Cuandón. Enviada
Una pirámide escondida bajo un aparente cerro, un templo católico que asemeja a una mezquita por contar con más de 40 cúpulas, y callejones con pintorescas casas, son algunos de los atractivos más emblemáticos de Cholula, Puebla.
Se trata de un pueblo milenario, centro religioso y comercial en la época prehispánica, conquistado por Hernán Cortés y convertido de inmediato y a la fuerza al catolicismo, de allí que sea uno de los lugares donde más iglesias se construyeron, relató Cristian Valencia, guía de turistas de la zona arqueológica de Cholula.
El pueblo mágico, uno de los nueve que se encuentra en esta entidad, se caracteriza por tener una gran cantidad de particularidades y curiosidades tanto en su arquitectura, como en su historia.
La más conocida es su enorme pirámide enterrada, que a primera vista parece un cerro cualquiera coronado por una iglesia: el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, patrona de todos los habitantes de Cholula.
Sin embargo, bajo la vegetación y la tierra se encuentra una de las construcciones prehispánicas más grandes del mundo, en cuanto a su base se refieres. “Se estima que la pirámide principal tiene el basamento más grande del mundo, con 400 metros por lado”, especificó el guía.
Esta construcción ha sido un enigma para los estudiosos que han llegado al lugar, nacionales y extranjeros, por lo que aún no se descifra el sistema de construcción que se utilizó, debido a que se erigió en diversas etapas históricas.
Los visitantes pueden notar algunas de las etapas constructivas a través de la dirección de las escalinatas, algunas completamente opuestas y que pueden admirarse al recorrer una parte de los túneles subterráneos cavados por arqueólogos para la exploración del lugar durante la década de los treinta.
“El público tiene acceso a 300 metros de túneles, aunque estos se extienden hasta 15 kilómetros y sólo se puede pasar a todos ellos si se cuenta con un permiso para estudiar la zona o colaborar con investigaciones sobre la gran pirámide”, compartió Cristian.
Durante el recorrido, los turistas podrán ver múltiples entradas alternas dentro del laberinto subterráneo, que por su construcción y poca luz crea una atmósfera mística, digna para todo tipo de viajeros aventureros.
Una vez fuera de los túneles se puede apreciar parte de la pirámide expuesta al aire libre, tras las ruinas se levanta el gran cerro que esconde la pirámide, en la cúspide el templo y detrás el volcán Popocatépetl. Paisaje que hace irresistible tomar una fotografía.
Concluida la visita a la zona arqueológica, los visitantes pueden continuar su recorrido por algunas calles empedradas de Cholula mientras dejan deleitar su vista con pintorescas casas coloniales y desde luego por las decenas de iglesias que se dejan ver a donde quiera que volteen.
Tener una gran cantidad de templos también implica muchas fiestas, pues cabe recordar que cada iglesia tiene su santo patrón que se honra con una celebración anual, de manera que a lo largo del año los turistas podrán participar de alguna de estas y convivir con la comunidad.
El guía sugiere continuar el recorrido en otro de los atractivos de Cholula: el imponente Ex Convento de San Gabriel Arcángel y su capilla anexa, que cuenta con 49 cúpulas que se extienden en siete naves del templo y dos series de capillas a los lados.
Vestigios de la cultura prehispánica y la arquitectura propia de la época de la conquista se conjugan en este monumental templo, uno de los más antiguos en México y que se construyó sobre las ruinas de lo que fue un espacio de culto a Quetzalcóatl.