Las bolsas biodegradables no representan una opción real ante el problema de contaminación por bolsas de plástico. Lo más viable para proteger el ambiente es un cambio de actitud y regresar a métodos reutilizables, como mochilas, carritos de mandado y morrales de tela.
Aseguró la profesora e investigadora de la Facultad de Geografía de la Universidad Autónoma del Estado de México, Nancy Sierra López, en el marco del Día Internacional sin Bolsas de Plástico, que se celebró este 3 de julio.
La experta dijo que “muchas de las bolsas biodegradables no cumplen con lo mínimo para ser llamadas así”, ya que algunas únicamente se fragmentan y seguimos, con su uso excesivo, promoviendo la contaminación del paisaje, pero también provocando la muerte de especies de animales que las consumen, al percibirlas como alimento, ya que algunas son elaboradas con soya, papa e incluso, maíz, o simplemente, se enredan en ellas.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, alrededor de 46 mil bolsas flotan en cada kilómetro cuadrado del mar, así que es el océano el medio físico que más sufre por la excesiva contaminación de bolsas de plástico.
Existen análisis, manifestó, sobre el impacto que esta sencilla herramienta, cuya vida útil es de un promedio máximo de 25 minutos, genera en las ciudades, provocando grades tragedias.
Por ejemplo, refirió, está el caso de aquella ciudad de la India, que después de una gran inundación que causó estragos y pérdida de vidas humanas, se comprobó que la gran cantidad de basura, entre ella, un gran número de bolsas de plástico, contribuyó de forma importante con esta tragedia, tapando el alcantarillado.
En temporada de lluvias, señaló, las bolsas de plástico, que tienen como base de su elaboración el uso de petróleo o algunos derivados, que con el paso del tiempo generan gases y contribuyen al efecto invernadero, obstruyen el flujo de agua, pudiendo provocar grandes inundaciones.
Al abordar el tema de las bolsas elaboradas con soya, papa e incluso, maíz, aseveró que el problema es que la demanda siempre es excesiva y podría derivar, incluso, en una crisis de alimentos.