Muchas son las leyendas antiguas de dónde surgió la humanidad y cómo es que poblaron el planeta. Una de ellas es la de “El Flechador del sol”, leyenda mixteca que habla de una guerra entre el Sol y Quetzalcóatl. Te la contamos:
La leyenda
Cuenta la leyenda que “en la época prehispánica, vivieron en Mixtecatl, dos árboles, que estaban distantes… Estos con el tiempo, empezaron a amarse. Su pasión fue tan grande que lograron unir sus ramas, y de esta hermosa y amorosa unión nació el primer hombre y la primera mujer mixteca.
Ambos pueblos se denominan a sí mismos como «gente de la lluvia o de la nube» Según la mitología, los mixtecos eran descendientes de los hijos del árbol de Apoala. Fueron muchos los hijos, tanto que tenían la necesidad de más espacio.
Los hijos de la pareja poblaron la tierra y de ella, la pareja primitiva de los dos árboles, surgió uno de sus hijos, quien hizo un agujero en un árbol que se encontraba en las nubes y cohabitó con él, copuló dentro.
Su nombre: Nueve Viento, uno de los nombres de Quetzalcóatl. Dice la leyenda que el árbol quedó preñado, y alumbró al poco tiempo. Este nacimiento fue muy bien querido pues tenía una misión para el futuro de su raza.
Con el tiempo sería el hombre que habría de retar al sol, dueño de las tierras que eran el espacio ideal para su pueblo que había crecido mucho y buscaría tierras para su pueblo. Al sol se le conocía como señor de la tierra Mixteca. El reto fue a un duelo a muerte.
El por qué del reto, era debido a que El flechador, no entendía por qué al buscar una tierra para su pueblo, solo veía tierras y sol, supuso y creyó que el sol era el dueño de todo, ya que nadie habitaba allí y planificó retarlo. El sol no tardó en dar respuesta. Este, Nueve Viento, lanzó sus flechas contra el astro rey, mientras que el sol le combatía con sus rayos.
La batalla fue muy intensa. El flechador del sol, lanzó tantas flechas como pudo. Lucharon todo el día hasta el atardecer. En el momento más delicado y finalizando el día, el sol, astro rey, fuerte y dueño del territorio en pugna, cae herido de muerte.
Dicen que esta es la causa del color tan característico de los atardeceres, es la muestra de una mezcla de naranja y rojos como de un color encarnado… Color de muerte, de matices y tonalidades, de carne, sangre y sol… El sol se ocultó detrás las montañas.
El Flechador del Sol, tuvo miedo de que, el astro reapareciera y de esta manera, reclamara sus antiguos terrenos. Decidió así traer a la gente, a todos los de su tribu, y los hizo sentarse en la tierra que había según él, había ganado.
El flechador del sol, invitó a los habitantes de su tribu para que no se dejasen quitar el terreno ganado, y los estimuló a preparar el terreno, abrir cercos y sembrar plantas de maíz, todo en esa misma noche sin pérdida de tiempo. De esta manera, cuando el Sol renació al día siguiente, nada pudo hacer. Había sido vencido y la tierra ahora tenía otro dueño.
El flechador, venció al Sol y ganó esas tierras para el pueblo mixteco. Para los mixtecos, el flechador del sol, es la divinidad principal de este pueblo en la época prehispánica conocido como Dzahui, dios de la lluvia y patrono de la nación mixteca.
Así los mixtecos se convirtieron en dueños de la región tanto por derecho divino peleado y ganado por el flechador y como por derecho militar, pues había vencido al sol quien al amanecer ya no tenía tierras. Este héroe es conocido como el que civilizó al pueblo mixteco y les entregó el conocimiento de la agricultura y civilización.