¿Te impresiona? Pues a mí no, este deporte-espectáculo tiene tanta antigüedad que ni te imaginas, desde 1863, por si tenías curiosidad, y es justo que se reconozca la importancia de esta práctica en la cultura chilanga. Por eso, el Jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, junto con el presidente de la Comisión de Lucha Libre, “El Fantasma”, firmaron el decreto dónde se declara Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México, y los luchadores no pueden estar más orgullosos.
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Oficialmente las luchas son cultura. Además, hay planes de conformar un directorio con las personas que se dediquen a esta práctica, para que puedan recibir los beneficios de diversos programas sociales. Si desde antes era una de las actividades obligatorias a las que asistir estando en la ciudad, ahora si es imperdonable no ir a ver este espectáculo.
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Porque aparte de todas las piruetas, caídas y saltos de los luchadores, son los gritos, la comida, el ambiente de la arena que te hará pasar un momento inolvidable. Te aseguro, se convertirá en un de tus lugares y eventos favoritos. Si nunca has ido te impresionarán las caídas que aguantan estos gladiadores, la forma en que ponen la cabeza de su oponente entre sus piernas para derribarlo.
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No tienen las figuras más atléticas, pero la facilidad con la que saltan, dan piruetas y se balancean entre las cuerdas, te mantendrán alejado del celular. Además, tienes que estar atento si estás en las primeras filas porque cuando los luchadores salen del cuadrilátero el espectáculo continúa y nadie puede detenerlo. Son los trajes, las máscaras, los personajes y sus nombres, la gente sacando su estrés cuando grita y se preocupa por su luchador favorito, abucheando al contrincante, eso son las luchas y ahora es cultura.