Prenda mestiza, artesanal, nacida en el periodo virreinal para ser usada entre las llamadas “castas”. Su nombre deriva de re-bozo, manto para rodear el bozo, la cabeza y/o el torso de las mujeres.
Puede definirse a grandes rasgos como un lienzo rectangular, con diseños de jaspe o ikat, o liso o rayado – conocido como chalina -, y en ambos casos con hilos anudados en cada uno de sus extremos.
Al rebozo mexicano se le asigna actualmente una multiplicidad de usos que, dependiendo de la calidad de su material, del telar en que haya sido tejido, de los colorantes empleados en su tinción, y del grado de maestría de los artesanos involucrados. Va desde objeto utilitario hasta el más humilde o más elegante atuendo ornamental y, a diferencia del que se produce en otros países de Latinoamérica, posee históricamente características propias.
Sus fabricantes
La hilatura de estas fibras es por lo general de índole industrial, pero existen regiones donde todavía se practican procesos milenarios de cardado e hilado.
Sus colores pueden provenir de tintes naturales o de pigmentos químicos, y el tejido del lienzo incorporar la técnica de jaspe, ser liso, llevar franjas de diferentes grosores en uno o varios tonos y/o materiales.
Dónde comprar rebozos 100% mexicanos
Tenancingo es un rincón del Estado de México reconocido por el trabajo artesanal de sus rebozos. Se pueden encontrar rebozos de todos los precios, desde 400 hasta 4,000 pesos, dependiendo de la calidad del hilo, de la dificultad del dibujo, de la finura y el tamaño de sus puntas.
¿Cómo llegar? al sur del Estado de México, a una distancia de 1 hora de Toluca y 2 de la Ciudad de México.
Feria del Rebozo
Se lleva a cabo un fin de semana antes del 15 de septiembre, con una pasarela que muestra la inmensa diversidad de diseños que producen los artesanos de la región. La elaboración de este tipo de prendas se transmite generación tras generación, en esta feria podrá admirar como los artesanos trabajan en los telares de cintura que son herencia de la época colonial.
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