Está terminando el mundial de Rusia 2018 y sólo queda por saber quién se coronará campeón del mundo. Ha sido un mundial muy raro, la mayoría de los equipos favoritos para llevarse el título fueron eliminados muy pronto ante la tristeza y el asombro de sus más leales aficionados.
El primero en caer fue Alemania, que no logró pasar la fase de grupos. En octavos cayeron España, Argentina y Portugal. En cuartos cayó Brasil y Uruguay. Lo de Alemania y España resultó ser una sorpresa mayúscula, pues se esperaba que impusieran su calidad y calificaran hasta las últimas instancias del torneo.
Foto: FIFA
Para México, fue un mundial de altibajos, se ganó dando una muy buena imagen ante Alemania, ante Corea se refrendó esa ilusión, sin embargo, ante Suecia el equipo no supo contrarrestar su estilo de juego y se calificó con muchas dudas. En el partido ante Brasil, México jugó bien durante varios minutos del primer tiempo, pero no fue suficiente para eliminar a los dirigidos por “Tite” y volvimos a caer en octavos de final.
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El mundial nos ha dejado claro que cada vez es más difícil que un solo jugador cargue con el equipo entero, de hecho, hasta el momento no ha habido ninguna figura que despunte por encima del resto. Claro que podemos hablar de nombres propios, por ejemplo; Griezzman, Mbappé, Hazar, Modric, Rakitic o Kane. Sin embargo, estos jugadores han brillado por el esfuerzo colectivo de sus equipos.
La idea que se ha potenciado en este mundial, es el juego colectivo. Equipos muy bien consolidados, con ideas claras de juego y que defienden perfectamente los automatismos. Suelen estar bien plantados atrás, sin dejar espacios en el centro del campo y por lo general buscan algún error para salir a la contra o sacan el mayor partido a las jugadas a balón parado.
Después del mundial muchas federaciones tendrán que hacer una reflexión sobre lo que necesitan sus selecciones para volver a ser candidatos al título, parece que esa idea de tener 3 o 4 figuras en el terreno de juego ya no es suficiente para levantar la copa del mundo. Se tendrá que pensar como se hace un equipo más sólido, que defienda una idea de juego bien estructurada y que no se base tanto en las individualidades.
En la final se enfrentan dos equipos que han sabido aprovechar sus armas y que tienen muy claro el fútbol que quieren jugar:
Francia, que es equipo que cuenta con una plantilla de jugadores muy interesante y muy jóvenes. Es una selección que a veces es un poco mezquina con el fútbol que ofrece, pero saca el mayor provecho a sus oportunidades. Las jugadas a balón parado son una de sus principales armas, sin embargo, como lo demostró ante Argentina, son letales al contra golpe. Tiene una defensa muy segura y con buena salida de balón, un medio campo fuerte que le permite recuperar el balón muy rápido y lanzar las contras y una delantera en donde brillan Griezzman y Mbappé, pero que gran parte de ese logro se lo deben a Giroud, que se ha mostrado incansable.
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Croacia es un equipo que no se rinde, es el tapado del mundial. Nadie se esperaba que pudiera disputar la final. Lo consiguió después de haber enfrentado tres prórrogas, en las primeras dos, necesitó llegar a la tanda de penales para conseguir su boleto. Cuenta con un portero que da mucha seguridad y es un buen atajador de balones, una defensa no muy eficaz, pero con mucha garra. Tienen el que puede ser el mejor medio campo de todo el mundial: Modric y Rakitic son el motor, ponen el ritmo y la calidad a este equipo, y en la parte de arriba tiene a un guerrero llamado Mandzukic que no da un solo balón por perdido.
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En el papel, el favorito es Francia, pero visto lo visto, no se puede dar a Croacia por perdido. Podemos estar convencidos de que cada balón se peleará como si fuera el último, un partido en el que las jugadas a balón parado serán oro molido para ambos cuadros. Todo está preparado, se busca un nuevo campeón del mundo.