Por Luis Galindo
Galardonado con el León de Oro de la Bienal de Venecia en 2001, el artista alemán Gregor Schneider invita al público mexicano a conocer su obra y aclara que aunque algunas de sus piezas tienen toques políticos, no se debe malinterpretar, pues cuando los hay son sólo una especie de gesto autónomo individual.
Schneider ha traído por primera vez a México y a Latinoamérica su exposición individual “Gregor Schneider. Kindergarten”, que desde el 11 de febrero se exhibe en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), donde permanecerá hasta el 23 de julio.
La muestra incluye los videos “Essen (comer)” y “Schlafen (dormir)” que se desprenden de un trabajo que hizo en la casa de Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi.
Se trata de una obra que es claramente política, pero no se debe de malinterpretar, pues en el fondo es como una especie de gesto autónomo individual, que hacer algo siempre es mejor que no hacer nada al respecto.
Al enterarse de que Goebbels había vivido a unos metros de su casa en Rheydt, adquirió el inmueble para realizar una serie de proyectos que culminaron con la compra de ésta en 2013. Él la habita con la convicción de que parte del espíritu del nazismo se había preservado en ella.
En entrevista, el creador alemán comentó que inventa espacios y trata de reproducirlos de forma que parezcan espacios funcionales, pero al recrear un espacio, lo que hace es como rodear a la persona con una segunda piel.
Al recrear un espacio, una pieza, una habitación nueva, la existente se vuelve invisible y la segunda es la que se vuelve perceptible.
Lo interesante es conocer lo que se ve y lo que es visible, lo que es reconocible y que no, dado el volumen de las piezas creadas en esa casa, al referirse a su obra “Haus u r (Casa u r)”, ya no puede realmente percibir cuál es.
En la entrada, agregó, se pueden observar unas fotos de esa casa que están yuxtapuestas, la casa muerta y la nueva casa que es hoy (Casa ur).
“Por un lado pueden ver las fotografías de esa casa y la otra pared pueden ver una película sobre los pueblos que se están extinguiendo en los alrededores donde vivía, esa calle por ejemplo ya no existe”, añadió.
Explicó que una de las razones por las que se extinguen esos pueblos es que ha disminuido la industria del carbón, por lo que muchas localidades van a desaparecer inminentemente, pero de ahí selecciona el material para hacer la construcción de sus piezas.
“Los tubos que incluyo en una de mis piezas son los que se utilizaban para el drenaje y para extraer el carbón, que precisamente a través de un trozo de éstos, uno entra al cuarto de los niños (instalación)”, manifestó el artista.
El cuarto de los niños que está en la muestra lo encontró en uno de esos pueblos que se están muriendo, y cuando uno sale de esa habitación, uno entra a un cuarto que es completamente negro, que es el museo y de esa forma el museo se vuelve invisible.
Para el artista alemán esta exposición es como si estuviera recorriendo todas las capas del cerebro y recorre los mecanismos de las propias percepciones y recuerdos.
“En realidad, se trata de la disolución del espacio, estas habitaciones muertas que están completamente aisladas con varios materiales, la cuestión es cuál es nuestra relación propia con el espacio con nuestra conciencia”, concluyó.