México ocupa el 3° lugar a nivel mundial con la mayor concentración de biodiversidad, pues tan sólo en el territorio mexicano habita entre el 10% y el 12% del total de las especies del planeta, de las cuales la mitad (unas 190 mil) son endémicas, es decir, que son únicas en México; sin embargo, a pesar de que nuestro país cuenta con 176 áreas naturales protegidas, la inmensa mayoría de dichas especies se encuentra en grave peligro de extinción. Te compartimos sólo algunas de las especies endémicas más representativas de nuestro país:
Ajolote
Aunque el nombre científico de este anfibio tan representativo de Xochimilco es Ambystoma mexicanum, su nombre real proviene del náhuatl “axolotl”, que significa ‘monstruo acuático’, y sólo vive en la Ciudad de México. Lamentablemente, con el paso de los años su hábitat natural ha sido devastada por la demanda turística de los canales de Xochimilco, restringiéndolo a santuarios, reservas o a reducidas y aisladas zonas donde habita de forma natural.
Teporingo
Este animalito tiene muchos nombres, siendo “teporingo” el más conocido, aunque los antiguos mexicanos lo llamaban zacatuche (de “zácatl”, pasto o hierba, y “tochtli”, conejo), que rara vez se sigue utilizando, hasta llegar a Romerolagus diazi, nombre científico del teporingo, que sólo habita en reducidas zonas del Valle de México, particularmente en las laderas de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, aunque no resulta fácil observarlo en su estado natural. Al igual que muchas de las especies endémicas amenazadas de nuestro país, el teporingo ha sido desplazado cada vez más gracias al rápido crecimiento urbano y a la deforestación.
Oyamel
El Oyamel es un árbol de gran envergadura cuyo tronco puede medir hasta 2 metros de diámetro y cuya altura puede alcanzar los 50 metros. Perteneciente al grupo de las coníferas, es propio de la zona centro-sur de la República Mexicana, y habita particularmente en las altas zonas montañosas del Eje Neovolcánico; sin embargo, es posible hallar oyameles en cualquier región que se eleve por encima de los 2500 metros sobre el nivel del mar, como las partes altas de la Ciudad de México y los bosques de Michoacán, a donde cada invierno arriba el 95% de la población mundial de mariposas monarca.
Vaquita marina
Considerada como uno de los cetáceos más pequeños del mundo, la Phocoena sinus o vaquita marina, habita sólo en la parte más alta del Golfo de California, entre las costas de Sonora y Baja California. Debido a su naturaleza huraña, la vaquita marina fue descubierta hace apenas algunas décadas, y las probabilidades de ver alguna son muy bajas. Pero lo realmente grave, es que se trata del mamífero marino con mayor peligro de extinción en el mundo, pues se calcula que al día de hoy sobreviven menos de 60 ejemplares en el Alto Golfo de California y el Delta del Río Colorado.
Cecilia oaxaqueña
Muy parecido a lo que bien podría ser un gusano de gran tamaño, la Cecilia oaxaqueña habita las zonas húmedas de la franja costera del Pacífico entre los estados de Jalisco y Chiapas; el nombre científico de este anfibio es Dermophis oaxacae y puede llegar a medir medio metro de longitud. Desafortunadamente, y a pesar de ser inofensivas, las personas suelen lastimar o hasta matar a las Cecilias por su aspecto, hecho que aunado a la destrucción de su hábitat natural, ha orillado a esta especie endémica al borde de la extinción.
Ahuehuete
El Ahuehuete no es únicamente una especie endémica en nuestro país, sino que además está considerado como el árbol nacional de México gracias a su distribución geográfica a lo largo de todo el territorio mexicano, así como a su capacidad para adaptarse a prácticamente cualquier ecosistema. Su nombre proviene del náhuatl y significa ‘viejo del agua’ (de “atl”, agua, y “huéhuetl”, viejo o anciano), no en vano ya que es una de las especies más longevas del mundo y puede llegar a vivir en promedio más de 500 años –el más anciano se encuentra en Santa María del Tule, Oaxaca, cuya edad ronda los 2000 años-.