Después de una muy larga campaña electoral, en la cual se privilegiaron los ataques, las descalificaciones y los insultos, sobre las propuestas y los proyectos de país. Llegó el momento que llevamos esperando muchos meses. El domingo 1 de julio México acudirá a las urnas para elegir al Presidente de la República. Unas elecciones que están catalogadas como las más grandes de la historia de la democracia en México y en las cuales, sobra decirlo, el país se está jugando muchísimo.
A nadie se le escapa que la situación por la que atraviesa México es preocupante, la ola de violencia, lo problemas con la delincuencia organizada, la corrupción, el narcotráfico y la desconfianza en las instituciones ha creciendo de manera exponencial en los últimos años y es necesario hacer un cambio, que permita realizar políticas diferentes y se puedan encarar los problemas que tiene la sociedad de la mejor manera posible. Se tiene que alzar la voz, no se puede seguir permitiendo este atropello a la ciudadanía, ni a los derechos humanos y una de las mejores formas para lograrlo es acudir a las urnas y ejercer el voto.
Es cierto que luce muy complicado encontrar entre los candidatos a uno que realmente represente y promueva un cambio profundo en el sistema, que sea capaz de cambiar por completo la deriva que ha tomado el país. Sin embargo, es necesario hacer una reflexión y elegir al candidato que permita generar nuevos escenarios, en los cuales contemos con nuevos interlocutores que promuevan cambios en las políticas sociales y nos permitan confiar en que el país puede tomar un rumbo diferente. Eso es parte de lo que nos jugamos el 1 de julio.
Todas las cartas están puestas sobre la mesa, los candidatos tuvieron mucho tiempo para intentar convencer que eran la mejor opción para gobernar el país. Ahora es el turno de la ciudadanía, todo se resolverá el domingo y es necesario que tengamos una jornada electoral limpia, sin violencia y con unos resultados electorales confiables, que no dejen espacio a la especulación. Si esto se consigue, sea cual sea el resultado, será trabajo de todos entender y ser conscientes de que así funciona la democracia.
Llegó el momento en que la ciudadanía tiene que salir a la calle, acudir a las urnas con la decisión que han tomado y votar por el que, a su juicio, es el mejor candidato para tomar las riendas del país. Se tiene mucho en juego y lo más importante es no dejar de participar, acudir a las urnas y ser parte de una decisión que marcará el destino de México para los próximos años.