No sólo en el estado de Guanajuato existen las momias, también había en la Ciudad de México. Específicamente en el Convento de Santo Domingo.
Cuenta la leyenda que en el año de 1861, exactamente un 19 de febrero, debido a la reconstrucción del convento de Santo Domingo, se encontraron un total de 14 cuerpos momificados. Todos ellos estaban enterrados en uno de los muros que por demoler.
Convento de terror
Tal fue la sorpresa de la gente, que vecinos del lugar corrieron a ser testigos de los sucedido. Pues nadie podía creer lo que se había en las paredes antiguas del lugar.
Entre investigaciones, se llegó a la conclusión que los cuerpos pertenecían a prisioneros de la inquisición. Quienes fueron víctimas de castigos como la rueda, fuego y agua.
Incluso se rumoraba que los prisioneros fueron emparedados vivos como castigo de tortura. Esto debido a la cara de sufrimiento con la que fueron hallados.
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¿Dónde quedaron las momias?
Desafortunadamente, cuatro meses después del descubrimiento, se vendieron las momias del convento a un empresario circense llamado Bernabé de la Parra. Él las llevó a Europa, pero, a partir de eso, se desconoció su paradero.
Sin embargo, hace tiempo se descubrió que las momias podían estar en Bruselas, expuestas en un evento titulado “Gran Panóptico de la Inquisición. Tristes restos de un pasado tenebroso”. Pero ahora éstas le pertenecían a Joseph Thunnus.
Además, se cree que una de las momias del convento pudo haber sido de Fray Servando Teresa de Mier, ideólogo de la Independencia de México.
El último paradero que se tiene registro de una de las momias, fue el 13 de agosto de 1895. Ésta se encontraba en Buenos Aires, Argentina.
Todavía se desconoce la cantidad por la que fueron vendidas, pero se sabe que se ofreció muy poco por ellas.
Fotos: Especial