Con un poquito de cacahuate.
La tuba es una bebida alcohólica que se obtiene al fermentar palmas, particularmente de la palma de coco.
A pesar de que su origen es filipino, en el occidente de Nueva España se introdujo en los actuales estados de Colima, Guerrero, Jalisco y Michoacán.
La tuba se ha integrado totalmente en la cultura de los anteriores estados.
Se trata de la miel extraída del corazón de las palmeras.
Como producto de un mestizaje cultural y con mucha historia, la tuba conquista cualquier alma acalorada y más cuando se mezcla con cacahuates.
Fue entonces que se comenzó a cultivar la palma o cocotero, de donde los migrantes producían una bebida llamada vino de cocos.
Este fermentado tenía un parentesco con el aguamiel pulquero ya conocido por los indígenas.
El proceso de fermentación de la tuba es similar al de cualquier bebida frutal.
Si se deja fermentar por unos días se obtiene una bebida embriagante y gaseosa que es comparable al puque por su color blanquecino, olor, sabor y viscosidad
Los recolectores de savia, llamados tuberos, cortan completamente el racimo de cocos justo antes de que las flores abran.
El líquido gotea en recipientes que se dejan durante días y se recoge lo acumulado cada mañana.
Se vende en dos presentaciones o versiones:
Tuba pura, tal cual sale de la palma.
Tuba compuesta, mezcla con diferentes frutas como manzana, flor de Jamaica, pepino y frutas secas como el cacahuate y nuez.
La tuba fresca, que no tiene alcohol, se vende tradicionalmente en calabazas de botella grandes.
Se mezcla con leche de coco, hielo y azúcar.
Por lo general se cubre con cacahuates y frutas cortadas en cubos pequeños.
Es por eso que, en estas zonas de altas temperaturas, los pobladores suelen refrescarse con una buena tuba.