De entre las historias que se cuentan de los grandes sitios de México; la leyenda del volcán de Colima habla de por qué el volcán “se enoja” cuando hace erupción
La conquista de los pueblos que habitaban el ahora Valle de México dio pie a infinitas leyendas sobre los pueblos, los lugares y hasta materiales que cobraban vida. Entre éstas, por supuesto, los habitantes de ciertas regiones comenzaron a contar historias sobre sus gobernantes caídos y sobre cómo cambió todo lo que conocían. Una de estas narraciones es la leyenda del volcán de Colima y el gobernador de la región.
Sucede que Colima tenía un gran rey, un gobernador sabio, justo y entregado a su pueblo. Su nombre era Colimán, y según la leyenda él vivía cerca del gran volcán, acompañado de sus doncellas y sus mejores guerreros. Sin embargo, los esfuerzos por defenderse solamente lograron enfadas más a los españoles. Por ello, Colimán y sus guerreros decidieron que lo mejor era partir. Así, se prepararon para dejar atrás el sitio que había sido su hogar y partieron, dejando un señuelo atrás para ganar tiempo.
El rey y su séquito habían jurado no dejarse atrapar por los invasores. Sin embargo, el haber dejado un rey falso tras de sí los enfureció; y pronto se encontraba muy cerca de ellos.
Sin más remedio, el rey y su grupo de doncellas y guerreros se lanzaron al cráter del volcán; pues preferían aquélla muerte que caer en manos de los españoles. Ellos, furiosos, cedieron en su búsqueda, y se retiraron sin obtener lo que deseaban. Sin embargo; se dice que cada vez que alguien maltrata a los descendientes del rey Colimán, de sus guerreros, doncellas o su pueblo; el volcán despierta, furioso, rugiendo para castigar a quienes traten mal a su descendencia.