A mediados del siglo XVII, en 1650 llegó un hombre, Don Bartolo Sadanetta, mejor conocido como “el Segoviano”, a Querétaro. Junto a su hermana vivía en la calle de Pasteur. Ambos tenían múltiples riquezas y muchos sospechaban que Don Bartolo tenía un romance con su hermana.
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“Brindo por la noche de 1701”
Para celebrar su cumpleaños, Don Bartolo realizaba una gran fiesta. Siempre hacía el mismo brindis: “por la señora mi hermana, por mi ánima y por el 20 de mayo de 1701”.
Quienes asistían no comprendían por qué y tampoco se atrevían a preguntar. Pero entre más se acercaba la fecha, crecía la curiosidad. Por fin llegó la noche del 20 de mayo de 1701 y se escuchó una fuerte detonación en la casa. Luego todo quedó en silencio.
Al día siguiente, los vecinos no veían salir a nadie de la casa de Don Bartolo. También decían que había un fuerte olor a quemado. Así que llamaron a la policía, quienes forzaron la puerta para poder entrar.
El pacto de Don Bartolo
Dentro de la casa la escena que encontraron fue de lo más aterrador. A los pies de la cama estaba la hermana del Segoviano, quien presentó marcas de estrangulamiento.
Mientras que en el techo estaba carbonizado el cuerpo de Don Bartolo con una expresión de súplica. También tenía entre sus manos un letrero que decía: “Castigado así por hipócrita, asesino y ladrón”. Sin embargo, para despegarlo de las vigas del techo tuvieron que realizar un exorcismo.
Entre su ropa encontraron un papel donde se leía que había un pacto entre don Bartolo y el mismísimo Satanás. A cambio de riquezas para que su hermana no se fuera con otro hombre, Don Bartolo vendió su alma. Aquella noche de 1701 fue cuando acabó el plazo.
Después de aquella noche, la casa se quedó deshabitada por muchos años porque reinaba un ambiente de terror. Ahora, son las oficinas de la Secretaría de Educación Pública de Querétaro, pero dicen que todavía suceden cosas extrañas. #AyNanita
FOTO PRINCIPAL: NOESIS