Por fin le tocó la hora a la Ciudad de México en #32estados32sabores. Y de todos los exquisitos platillos que puedes probar, elegimos uno muy característico. Fue creado para darle energía a quién lo coma, además de calmar el hambre. ¡Por sólo 15 pesitos, presentamos para ustedes la famosa y única Guajolota! Un aplauso por favor, recibamos a este platillo como se debe.
¿Qué podemos decir? Nos encanta poner todo en un bolillo. Porque si lo piensas bien, todo, todo, tiene potencial de convertirse en una torta.
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¿Qué es una guajolota?
Sabemos que las guajolotas no son lo más saludable del mundo. Bueno para que engañarnos, no es nada saludable contienen entre 800 a 1000 calorías. Y no, no tienes que decirnos, tenemos muy claro que es masa dentro de masa. Pero el placer de comer una guajolota en una mañana fría, es único.
Aunque no creas que la idea de poner un producto de maíz dentro de un pan fue idea de los citadinos. ¡Ah no!, quienes empezaron con estas mutaciones de torta fueron los poblanos. La guajolota nació en las calles de Puebla, sólo que eran un poco diferentes. En lugar de bolillo era un pambazo y en vez de tamal era una enchilada. Otra versión dice que su origen fue en Hidalgo. Cuando unos ingenieros se acercaron a un puesto y la señora ya no tenía mucha comida. Entonces, como el ingenio mexicano no tiene límites, decidió hacerles una torta de enchiladas y la llamaron guajolote.
Pero no creas que cualquier tamal dentro de un bolillo puede ganarse el nombre de guajolota. Se supone que el tamal debe estar frito para ganarse este título. Y si no, es simplemente una torta de tamal.
Y cómo sabemos que ya se antojó, aunque sea por curiosidad te dejaremos la receta.
Primero sólo necesitas dos ingredientes:
1 bolillo
1 tamal (el de tu preferencia)
Dependiendo del tamaño del tamal debes comprar tu bolillo. El pan debe ser perfecto, consistente y crujiente. Si sientes que ya estás cometiendo un crimen contra tu salud puedes no freírlo. Pero recuerda no será una guajolota. Tampoco lo bañes en aceite, no queremos causarte un infarto.
Después con mucho, mucho cuidado corta el bolillo a la mitad. Horizontalmente, no queremos que nada salga mal. Quita la mayor cantidad de migajón posible, no tanto, también tienes que dejarle un poco de sabor al pan. Ya sabes, para que estén bien las calorías.
El próximo paso debes hacerlo rápido, no quieres que se escape el calor. Toma tu tamal y rápidamente colócalo dentro del bolillo.
Puedes echarle salsa si crees que está seco. Créeme le dará mejor sabor.
Si no quieres preparar tu guajolota lo único que tienes que hacer es salir a la calle. Te aseguramos que en cualquier esquina encontrarás un puesto dónde vendan este manjar. Y ahora sí, ¡a comer!