El pasado viernes 24 de mayo se conmemoró el centenario luctuoso de uno de los mayores representantes del movimiento modernista en Latinoamérica. Estamos hablando del poeta y prosista mexicano José Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz, mejor conocido como Amado Nervo.
A cien años de su fallecimiento, países como Argentina, Uruguay y México conmemoraron obra y trayectoria del autor originario de la capital de Nayarit.
Tanto en la CDMX como en Tepic se realizaron más de 100 actividades en las que participaron miembros del gobierno, académicos y sociedad en general.
Chécate esto: ‘Disfruta de una vista privilegiada del Pacífico en Costa Careyes’
Figura del modernismo
Es importante rendir homenaje a Amado Nervo para reconocer el legado que dejó en la cultura, específicamente en la lírica latinoamericana. Además, de esta forma contribuimos a que las nuevas generaciones lo conozcan.
Él es una figura clave de la poesía mexicana de principios del siglo XX. Cada uno de sus versos refleja la filosofía y romanticismo de la religión y los principios del ‘Parnaso’. Además. destaca por su sentir humano y alusiones a la patria, justo por pertenecer al movimiento modernista.
Nervo, el poeta, el periodista
Para Nervo, la búsqueda del fortalecimiento de la identidad nacional es primordial. Lo proyectó claramente en sus crónicas y reportajes.
También es reconocido por sus novelas transgresoras y cuentos de ciencia ficción. Así como por sus ideas, que pueden relacionarse al presente. Ya que, según el parecer de muchos, son atemporales.
De igual forma, Nervo se distingue por ser el primero en escribir y tener un profundo acercamiento a Sor Juana Inés de la Cruz. Dentro de sus obras más populares podemos nombrar: ‘El bachiller’ (que fue su primera novela), ‘Perlas Negras’ y ‘Místicas’.
Además del gran trabajo literario, ejerció como profesor de la Escuela Nacional Preparatoria. También fue diplomático mexicano con funciones en España, Argentina y Uruguay, donde falleció el 24 de mayo de 1919.
Para recordar su legado, te presentamos ‘En paz’, uno de sus poemas más famosos:
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
qué si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡más tú no me dijiste que mayo fuese eterno!Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!