México es conocido como un país lleno de colores vibrantes e intensos que reflejan la esencia de lo que somos. Pero hoy vamos a centrarnos en el color azul. Antes de la conquista, en Europa, sufrían por conseguir este color para sus obras de arte y pinturas. Mientras tanto, al otro lado del mundo, había ya un azul vibrante y duradero creado por los mayas.
El color azul presente en las grandes pinturas europeas no era sencillo de conseguir. Y sólo los más adinerados podían adquirir un pigmento que provenía de Afganistán. Éste se obtenía de una piedra semipreciosa conocida como lapislázuli; muy caro y difícil de elaborar, por cierto. Por eso, otros pintores ocupaban azules más apagados. Sin embargo, ninguno era tan duradero.
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El azul maya, más que un color
En cambio, los mayas tenían una amplia paleta de colores, todos muy intensos. Pero el que más llama la atención es el azul. ¡Está lleno de misticismo por su significado!
Este azul es brillante e intenso, con tonos turquesa y verdosos, a veces más oscuro y otras más claro. Lo encontramos en el mar caribe, los cenotes y las plumas del quetzal. Y ha quedado plasmado en murales de zonas arqueológicas como el Templo de Chichén Itzá. También está presente en esculturas, códices y demás piezas mayas.
Prácticamente, esta cultura comenzó a usarlo desde el siglo VIII. Pero este brillante color tenía un significado muy especial. Para ellos purifica el alma y por eso era utilizado en muchos rituales. Con él cubrían a las víctimas de sacrificios, al igual que los altares, según un documento de Diego de Landa Calderón.
Pero el azul maya es todavía más increíble por ser el primer pigmento orgánico estable. Y es que, en general, los pigmentos naturales no son tan duraderos. Pero éste ha perdurado a pesar de los años sin desvanecerse en intensidad.
¿Cuál es su secreto?
La planta que ocupaban los mayas para elaborar este azul era la planta de añil, de la familia índigo. La mezclaban con una arcilla blanca llamada atapulgita o paligorskita. Que solamente se encuentran en minas de la península de Yucatán y Guatemala. La verdad es que ningún pigmento se le acerca en cuanto a estas propiedades.
Además, es resistente al calor, no se decolora con el ácido nítrico concentrado, ni con solventes orgánicos. Por lo que toleran la humedad y la biodegradación.
No cabe duda que el azul maya es un color muy original que intriga a cualquier científico. Pero también, transmite paz, frescura, es revitalizante y posee mucho significado histórico. Por eso, ¡ya se convirtió en uno de nuestros colores favoritos!