Si vas a Mazatlán y te consideras de los más valientes, entonces visita la Cueva del Diablo. Es uno de los puntos turísticos más antiguos de la zona, donde un ambiente de misterio reina por completo.
Este lugar de miedo está a las faldas del Cerro de la Nevería, sobre el Paseo Claussen. En realidad, la cueva es muy pequeña, pero las leyendas alrededor de la cueva son muchas. Y gran parte de ellas permanecen entre los mazatlecos desde hace más de 200 años.
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Desaparecidos y más desaparecidos
Entre lo que se cuenta de ella hay historias de desapariciones y hasta de piratas. Pues algunos dicen que ahí guardaban sus tesoros. Otra historia narra que una vez, dos personas llegaban de una noche de carnaval y entraron a la cueva para hacer sus necesidades. Nunca los volvieron a ver.

También dicen que unos exploradores entraron por curiosidad a la cueva. Al no regresar, mandaron a un grupo de rescatistas. Entonces, soltaron una cuerda con la esperanza de que los exploradores atrapados pudieran sostenerse y salir. Después de un rato y al no sentir que la cuerda se tensara, decidieron bajar por ellos. Cuando los sacaron, los exploradores ya estaban muertos, casi incinerados.
Con el tiempo, se instaló una reja de color rojo por fuera de la cueva para que nadie entrara.
La Cueva del Diablo
Sin embargo, otra historia que hace referencia a su nombre cuenta que en la cueva se liberó al diablo. Según la historia, mientras realizaban obras en las faldas del cerro, los trabajadores aseguraban escuchar al diablo en su interior.

Además, se rumora que quienes entran a ella podrían quedar prisioneros hasta el día siguiente. Y cuando salen tienen un olor a azufre. Claro que también se cree que esto se debe a que la cueva fue un depósito de dinamita.
Otros aseguran que el diablo sigue saliendo de la cueva para llevarse a más personas.
¿Te atreves a acercarte a este lugar?
FOTO PRINCIPAL: TVPACÍFICO