Una construcción icónica en La Escondida, Nuevo León. A pesar de haber sido abandonada, siempre recibía visitas de curiosos. La construcción inquietaba a la gente, pues su arquitectura era poco común. Del acantilado podías ver las edificaciones cilíndricas en obra negra. Ahora todo ha cambiado. Y de la Casa de los Tubos ya sólo queda la leyenda. ¿Quieres conocerla?
En los años setenta existió un padre con una hija en silla de ruedas. El padre quería construir un lugar donde su hija pudiera ir y venir sin la ayuda de nadie. Las casas convencionales no ayudaban a esa visión, las escaleras eran un obstáculo. La solución: una casa con rampas. Comenzaron a construir el sueño del padre, pero nunca pudieron terminarlo. En el progreso de la obra dos albañiles murieron. Cuentan que uno se cayó accidentalmente y el otro se suicidó. Hay quienes culpan a la niña, pues dicen que ese día fue a visitar la obra con su padre. Un mal augurio, para los creyentes.
La obra siguió su curso, los cuartos circulares contaban con una vista increíble. Hubiera sido el lugar perfecto para vivir. Un día de visita, la niña recorría la peligrosa construcción y en un descuido, cayó por la ventana. Los sueños del padre se quedaron incompletos en ese acantilado. Desde ese día la casa de los tubos fue abandonada. El padre se dedicó al alcohol para después suicidarse.
La casa de los tubos es el escenario de una tragedia. Dicen que incluso algunas personas murieron cuando la visitaban, por eso estaba cerrada al público. Claro, nunca faltaron los valientes que buscaron la manera de entrar. De la niña sólo se quedaron sus lamentos y su fantasma.
Ahora la casa de los tubos ha sido modificada. Es parte de un nuevo proyecto de la constructora URB’N. De la construcción original sólo quedan uno que otro tubo. Las rampas ya son escaleras y hay menos pisos.
Esperemos cuando habiten ese edificio no los espante el espíritu de la niña.