Iguana negra del desierto: cuidar para preservar

Cuidemos la vida en el planeta

La iguana negra del desierto, científicamente conocida como Ctenosaura pectinata, es una especie endémica de México.

Su nombre proviene de su coloración oscura y escamosa, que le otorga una apariencia negruzca, aunque también puede presentar tonos grisáceos.

Las iguanas negras del desierto son reptiles de tamaño mediano a grande.

Sin embargo, los machos suelen ser más grandes que las hembras.

Dicha especie, prefieren áreas áridas y semiáridas, como desiertos y zonas rocosas.

Como todas las especies, estas, se adaptan a ambientes con temperaturas elevadas.

Son principalmente herbívoras, consumiendo una dieta que incluye hojas, flores, frutas y algunas plantas suculentas.

Son animales ágiles y veloces, capaces de trepar a árboles y rocas.

También son conocidas por su capacidad para nadar.

La iguana negra del desierto se encuentra principalmente en México, siendo endémica de algunas regiones específicas.

Su distribución abarca zonas como el noroeste y oeste de México, incluyendo estados como Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco y Colima.

Aunque no está categorizada como una especie en peligro de extinción, la destrucción del hábitat y la caza ilegal pueden amenazar a algunas poblaciones locales.

La conservación de su entorno natural es esencial para garantizar la supervivencia de esta especie.

Es por eso que, para para aumentar la población existen 3 iguanarios en Colima que pretenden intercambiar con otros criaderos parte de las crías y crear un banco genético para aumentar su producción.

Otra parte será liberada en hábitats con mejor infraestructura humana, pues su hábitat natural está cerca de lugares turísticos carreteras y caminos

Cumplen un papel crucial en el equilibrio ecológico al ayudar en la dispersión de semillas y controlar poblaciones de insectos mediante su alimentación.

La iguana negra del desierto es un ejemplo de la rica biodiversidad que se encuentra en México, adaptándose a las condiciones específicas de los entornos áridos y semiáridos.

La preservación de su hábitat es fundamental para mantener el equilibrio ecológico en estas regiones.