Cada vez que un gobierno se estrena empieza un periodo de ‘gracia’, en el cual la opinión pública permanece vigilante del rumbo que toma el nuevo gobierno, para después de los cien días realizar una valoración inicial. Este balance de los cien días se remonta al gobierno de Franklin D. Roosevelt, en 1933. Al iniciar su mandato, el presidente estadounidense dijo que en ese periodo de tiempo tomaría las medidas necesarias para revitalizar la economía y llevaría a cabo los procesos necesarios para cumplir con sus promesas electorales.
Este periodo resulta muy relevante, ya que es el momento en el que el gobierno puede mostrar a la ciudadanía cuáles serán las directrices durante su mandato, sus características y las prioridades. Es, en teoría, cuando se deben poner en marcha los mecanismos para cumplir con las promesas electorales y dar una imagen de que se está trabajando conforme a lo que se prometió.
El gobierno de López Obrador ya cumplió con este periodo de ‘gracia’. Hasta el momento se puede decir que el balance es positivo. Ha logrado despejar las dudas sobre su política económica, sus presupuestos y el impacto que podría tener en la economía nacional. Todos aquellos malos augurios en los que se abocaba el país a una crisis económica fueron despejados, pues hoy en día no hay atisbo de una crisis, ni de un desplome generalizado en la economía.
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Estrategias efectivas
Durante su mandato se han puesto en marcha diversos proyectos que resultan muy interesantes para la ciudadanía. Entre ellos la lucha contra el robo de combustible, el aumento del salario mínimo, la creación de proyectos sociales para ayudar a las personas que más lo necesitan, la creación de la comisión de la verdad, en la cual se va a investigar la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y la lucha contra la corrupción y la impunidad.
Además, ha realizado otras acciones. Éstas quizás son más simbólicas como gestos hacia la ciudadanía, pero le han redituado buenos dividendos. Por ejemplo, la apertura de Los Pinos al público, la venta del avión presidencial y el realizar sus viajes en aviones comerciales. También eliminó la seguridad del Estado Mayor Presidencial y disminuyó los gastos de manutención que tiene como presidente.
Puntos mejorables
Aunado a esto, ha habido mucha polémica y cosas que evidentemente se deben mejorar, como la creación de la guardia nacional, la cancelación del nuevo aeropuerto, la suspensión de los programas de guarderías infantiles y el mal entendido que se generó con el tema de los refugios que brindan atención a las mujeres víctimas de la violencia. Además, la estrategia de comunicación y la falta de información ha causado confusión en varios momentos. Por ejemplo, lo que sucedía con el desabasto de gasolina, las dudas sobre la explosión en Tlahuelilpan y la forma de luchar contra el huachicoleo. Sin embargo, de todos estos problemas, el gobierno ha sabido reaccionar a tiempo y se puede decir que ha salido bien librado.
Las encuestas de opinión lo respaldan. Según los datos arrojados, entre el 70 y el 80 por ciento de la población aprueba su gestión. Ha logrado marcar la agenda diaria con sus conferencias matutinas y sus viajes los fines de semana para asistir a asambleas en diversas partes del país.
Es una forma de gobernar y de comunicar que le está funcionando. La sensación es que algo se mueve, de que se está trabajando constantemente, luchando contra la corrupción, ayudando a los que más lo necesitan y buscando el camino para acabar con los problemas endémicos del país. Cien días son muy pocos para juzgar un gobierno, pero hasta el momento el balance de lo hecho es positivo.