La dulzura de Xochimilco
La fruta cristalizada es un postre típico de México.
Su origen se remota a la época prehispánica, pues con la llegada de los españoles, la cultura indígena se mezcló con las nuevas costumbres, tradiciones y sabores.
De la misma manera, los pueblos precolombinos preparaban algunos dulces, mezclando frutas, miel y semillas.
De la combinación de dichos ingredientes se crearon confites, mermeladas y frutas cristalizadas.
Se dice que el señor Santiago Ramírez Olvera, nativo de Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco, fue quien introdujo esta tradición.
Santiago fue llevado por su padre a trabajar en una dulcería que se encontraba en este pueblo en donde aprendió a elaborar diversos productos.
La elaboración de estos dulces cristalizados se extendió por toda la región gracias a que abundaba la materia prima.
Posteriormente, la elaboración del dulce tomó más auge y se extendió no solo en el pueblo, sino en algunos estados mexicanos
A diferencia de la fruta confitada que se realiza en otras partes del mundo, la fruta cristalizada de México implica la cocción con cal viva de las frutas, de manera similar a la que se prepara el nixtamal de maíz.
Hablemos de su preparación:
Las frutas destinadas para su cristalización son sumergidas por un día en una solución de cal y agua.
Posteriormente se sumergen en almíbar de azúcar o piloncillo para que se endulcen y puedan conservarse en buen estado.
Así terminar el procedimiento de cristalización, la superficie de las frutas se seca y endurece.
Desde los años ochenta se organizó la “Feria del Dulce Cristalización” organizada principalmente por los sacerdotes del pueblo.
Actualmente se lleva a cabo del 24 de julio al 2 de agosto y es parte de las atracciones turísticas del pueblo.
Los dulces demandados por los consumidores son el camote, el chilacayote y la calabaza.
Alrededor de toda la República Mexicana resulta fácilmente encontrar sitios destinados para la venta de este postre típico.