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Zacatlán, Puebla: el escenario perfecto para carreras de obstáculos

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Cada competencia es única, los nervios siempre comienzan una noche anterior al preparar el atuendo perfecto para el desafío. A la 5:00 am estoy lista para partir, llevo puesto todo lo necesario, y un cambio de ropa extra para cambiarme una vez que termine la competencia. Dos años experimentando estas aventuras me han dado la pauta para no olvidar ningún detalle.

En esta ocasión la sede fue Zacatlán, Puebla. Un Pueblo Mágico que se ubica justo al norte del Estado, casi colindando con Tlaxcala.

¡Salimos a las 6:00 am de Polanco en la Ciudad de México! Durante el trayecto la neblina comenzó a apoderarse de la carretera, eran las 7:30 de la mañana y no se podía ver absolutamente nada, a lo lejos solo se dibujaban tenuemente las líneas que dividen los carriles. ¡Así fuimos avanzando poco a poco!

El cansancio por una semana pesada de trabajo, hizo que por fin dejara de preocuparme por las condiciones del clima, y me quedé dormida. Al despertar me percaté que estábamos próximos a llegar, desayuné rápidamente para darle tiempo a mi estómago de asimilar los alimentos y no tener problemas durante la carrera.

El escenario era perfecto, al descender de la camioneta podía verse un campo enorme lleno de obstáculos. Estábamos ahí y no había marcha atrás. El calentamiento comenzó justo unos minutos antes de arrancar. Con pulseras en mano, bandas en la cabeza se escuchó el grito de batalla de un espartano. ¡Así comenzó!

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Los primeros obstáculos como siempre son los más ligeros, tal vez lo hacen para que muerto de cansancio no puedas pasar los más difíciles. Mis pies se sentían ligeros, no importaba el lodo, el agua, la tierra… era como si de repente florara para alcanzar la meta.

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En algunos puntos me detenía solo con el afán de maravillarme con el paisaje, cerros y más cerros a lo lejos… El sol comenzaba a calentar, ¡por fin había salido y yo gritaba de emoción! al principio moría de frío.

Íbamos a la mitad, cuando me detuve a preguntar en qué kilómetro estamos, ¿falta mucho? ¡Creo que el sol me repetía una y otra vez, tú pediste que saliera!

El final es lo más complicado, pese a las estaciones de hidratación llega el punto que simplemente el cansancio se apodera de ti, pero está la gente a tu alrededor gritando ¡vamos espartano! Aún puedes más. Creo que esa motivación y el trabajo en equipo son los ingredientes que te hacen cruzar la meta.

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Fueron casi dos horas de recorrido, 8 kilómetros y veinte obstáculos. Una vez más, me siento orgullosa de mí misma… ¡Lo logré! Con el rostro lleno de lodo intento respirar, veo a mis compañeros a lo lejos del cruce de la meta, intento reincorporarme y por fin unirme con ellos en el festejo.

¿Qué me hace feliz de hacer estas carreras?

El destino es sin duda el motivo principal. Cada año escogen escenarios perfectos para llevar a cabo la Reebok Spartan Race. ¡Y como lo dije en un inicio! Zacatlán cumplió y superó todas mis expectativas.

Nota respecto al calzado

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