Pronto habrá un arcoíris caminando por la ciudad. Una fiesta llena de orgullo, respeto e identidad. Y aunque nosotros sólo vemos gente maquillada y feliz, no siempre fue así. Hubo un momento donde no eran libres de ser ellos mismos. Días que tenían que fingir ser otras personas sólo para encajar con su entorno. Porque, tristemente, existía gente diciéndoles que estaba mal lo que hacían, que estaban locos y enfermos.
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Las primeras marchas en México, no eran nada a comparación de las actuales. Los asistentes eran pocos y marchaban con miedo. Eran otras épocas con prejuicios más arraigados. Sin embargo, eso no los detenía, porque estaban luchando por sus derechos. Derechos que les fueron prohibidos sólo por elegir diferente a los demás. Marchaban por el futuro, porque sabían que no serían los únicos. Y nadie merece vivir una vida reprimido.
Tal vez para algunas personas sea demasiado: la música, los colores y los atuendos. Y seguro hay quienes se preguntan: ¿de verdad tienen que hacerlo así? ¿No pueden ser más discretos? Pero, sólo piénsalo por un momento. Imagínate cómo sería despertar y no sentirte tú mismo. Tratando de querer a una persona sólo porque eso te ha dicho la sociedad, pero no es algo que realmente sientes. Y cuando descubres toda una comunidad con situaciones similares a las tuyas, es cuando sabes que por fin perteneces a un lugar, que no te encuentras solo, la cosa cambia. Y quieres gritarlo a los cuatro vientos, por fin es tu momento de ser libre. Claro, no necesariamente debes vestirte diferente o usar maquillaje y tacones. Lo importante es aceptarte y quererte. Olvidar esos comentarios, malos ratos y abusos, porque al final dejan de ser importantes.
Junio fue el mes del orgullo, tiempo en el que la ciudad se llenó de colores. Los hashtags #Pride #Loveislove y # lgbtttiqa abundaron en la redes sociales. Y la comunidad LGBTTTIQA cerrará el mes celebrando y marchando por los que no pudieron. Por aquellas personas que fueron maltratadas y por los que aún no encuentran su lugar.
A pesar de que este año sea la marcha número 41, nos queda mucho camino por delante.
Recordemos que apoyar la causa, no es sinónimo de convertirse. Es crear respeto sobre las decisiones y preferencias de los otros. Porque a veces los prejuicios nos nublan y olvidamos que todos somos humanos y debemos contar con los mismos derechos.