Por Erika González Reyes
Entre los muchos barrios que persisten en la capital mexicana, el de Santa María Magdalena Atlitic tiene una magia particular pues conjuga misticismo, turismo y naturaleza en su pueblo y alrededores, atravesado por el único río vivo en la Ciudad de México.
A pesar de ubicarse en una gran metrópoli, este barrio ubicado en la delegación Magdalena Contreras, al suroeste de la capital mexicana, conserva el ambiente de un pueblo pequeño y tiene muchos más atractivos que apreciar de los que uno podría imaginarse.
Don Manolo, un octogenario habitante de esta localidad, ha visto pasar frente a su pórtico donde descansa todas las tardes, los cambios tecnológicos y la manera en que éstos han mejorado la calidad de vida de su pueblo natal pero sin restarle su toque provincial.
“(Los cambios) se ven en la gente, en cómo se viste, en la forma en que hablan pero no en las fachadas de las casas y no mucho en sus calles ni en las costumbres porque al atardecer todavía nos juntamos en un zaguán a fumarnos un cigarrito y a convivir”, dijo muy animoso.
Por este barrio rodeado de bosques, montañas y cañadas, atraviesa el único afluente vivo de la ciudad, el río Magdalena, que según las historias populares, sirvió de inspiración a Juventino Rosas para componer el vals “Sobre las Olas”.
De esta forma, el recorrido por el poblado de apariencia serrana y que desde la llegada de los españoles y su fundación, en 1535, se caracterizó porque sus habitantes se dedicaron a la labor textil, puede iniciar por su centro, la Plazuela Magdalena.
Según el Códice de San Nicolás Totolapan, los frailes franciscanos y dominicos evangelizaron Atlitic (lugar donde abunda el agua) y le impusieron como santa patrona a María Magdalena, en cuyo honor se construyó en el siglo XVI una ermita que después fue transformada en lo que hoy es el templo principal del lugar, a la que se le festeja cada 22 de julio.
Ubicado frente al templo, el Mercado Turístico recibe al paseante con sus clásicos portales de tabique y techos de teja que cobijan a locatarios y marchantes, quienes conviven entre los clásicos puestos de verdura, fruta, cremerías y abarrotes hasta negocios de fin de semana donde se puede agasajar al paladar con barbacoa o carnitas.
Por mucho tiempo, el caudal del río Magdalena permitió instalar plantas hidroeléctricas para las fábricas textiles que se establecieron en Magdalena Contreras, pero hoy es el principal atractivo del lugar y el parque ecoturístico Los Dinamos y sitio obligado para turistas y deportistas.
El río Magdalena que atraviesa este parque sortea las enormes rocas de un camino de casi 12 kilómetros, los cuales pueden recorrerse a pie, en bicicleta o a caballo, con la escolta de verdes árboles y montañas desde las cuales se puede descender en tirolesa.
Entre paisajes naturales está la antigua Estación del Ferrocarril de Cuernavaca que dejó de operar el 16 de junio de 1997, cuando el entonces gobierno del Distrito Federal y Ferrocarriles Nacionales cedieron el derecho de vía del tren en su sección avenida Ejército Nacional y la estación Magdalena Contreras.
Por varios años la estación sufrió el olvido de las autoridades y el descuido de sus habitantes, pero hoy en día es un punto obligado pues ofrece a los paseantes el mural “El viaje del siglo XX”, del pintor mexicano Ariosto Otero, quien plasmó la popular Máquina 501 del héroe de Nacozari, con imágenes de artistas como Tin Tan, Clavillazo y Resortes.
Otro sitio recurrente es el Foro Cultural, que antes fue la fábrica de casimires “El Águila”, construida en 1849, pero que a la fecha además de ser sede de exposiciones, funciones de danza y teatro, festivales y talleres, sirve de fondo para sesiones fotográficas y de pista para toda suerte de acrobacias y patinaje.
Pasos más adelante, una típica plaza guía al caminante a la Iglesia de la Concepción, cuya fachada de 1670 invita a los feligreses y turistas a conocer su interior de los estilos neoclásico y neogótico, y de donde se llevaron el cristo Señor de Contreras al Templo del Carmen en San Ángel.
Cuentan los habitantes más longevos que a un costado de la Iglesia de la Concepción había un pequeño cuarto donde vivió el músico guanajuatense José Juventino Policarpo Rosas Cadenas, quien en uno de sus varios momentos de depresión, compuso “Sobre las olas”, su obra más conocida y que fue estrenada en 1891.
En diagonal con el templo está la Casa de Bellas Artes, un centro cultural donde se imparten cursos de pintura, danza, piano, guitarra y serigrafía y otras disciplinas.
De esta forma, un paseo por Santa María Magdalena Atlitic resulta un respiro de aire puro en medio del ajetreo citadino, con vientos de montaña y costumbres de antaño, pues sus viejos habitantes aún entonan “Caminito de Contreras”, interpretada por Lucha Reyes en honor al barrio.