El Río Bravo se posiciona entre los primeros 5 ríos más grandes de América del Norte. Si bien, su belleza parece interminable, marca el inicio y el final de un territorio. Pues al llegar a El Paso Texas, forma la polémica frontera que divide a México de Estados Unidos.
Fue en 1848 cuando se estableció como límite entre ambos países. Pero su importancia no es sólo política, también es un gran abastecedor para los ecosistemas y comunidades que recorre.
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Fuente de recursos y abastecimiento
La longitud del río es de 471,900 km2, aproximadamente. Nace en Colorado y llega hasta las zonas áridas de México. Este río conecta con el río Conchos, el Pecos, el Puerco, el Álamo, el Salado, el Conejos, el San Juan y el Chamos. Y se dice que se formó sobre una de las grietas de la corteza terrestre y se alimenta de la nieve que cae de las Montañas Rocosas.
Cabe destacar que, sus aguas no son aptas para navegar, ya que su escasa profundidad vuelve imposible este tipo de actividades.
La diversidad de especies alrededor de el Río Bravo también es impresionante. Hay árboles como abetos, álamos y pinos. Mientras que su cuenca es hogar de varios animales como el murciélago amarillo, el ratón tobillo blanco, el ratón de cactus y algunos reptiles como culebras. Y en el cielo sobre este hermoso río, merodean el mosquero y el gavilán.
La existencia del Río Bravo es importante para el desarrollo de varias actividades como la ganadería. Pues con sus aguas se riegan cerca 800,000 hectáreas de cultivos.
Peligro latente sobre el Río Bravo
Sin embargo, hoy en día se considera que este río está bajo amenaza de secarse debido al cambio climático y el crecimiento de la población. Ya que hay una sobreexplotación de sus aguas y el aumento de la temperatura provoca que éstas se evaporen.
Es así como vemos que el Río Bravo es más que un división política. Es un recurso natural que está a nuestro cuidado y del que dependen muchas comunidades cercanas y seres vivos.