El Popol Vuh es el más antiguo e importante de los textos que recopilan la sabiduría ancestral maya, así como uno de los pocos que se conservan íntegros hasta el día de hoy, razón por la cual su valor histórico es incalculable. Como patrimonio cultural, es la máxima expresión de una tradición verbal que trata de preservar el contenido existencial del pueblo maya, su cosmogonía, su filosofía y su particular visión del mundo ¿Conocías este libro sagrado para los mayas?
La Creación
El Popol Vuh, “libro del consejo” (de la variante maya-quiché “Popol”, junta, consejo, y “Vuh”, libro), está compuesto por diversas partes: en la primera se habla de la creación, de cómo de las manos de los dioses emergieron los cielos y los mares, así como la tierra con sus montes, ríos y valles.
A diferencia de otras culturas, en el Popol Vuh los dioses se presentan más “humanizados” y cometen varios errores, particularmente durante la creación de la humanidad, cuyo único fin sería el de elevarles ofrendas y alabanzas: en el primero de ellos, crean seres de cuatro patas que habitan sobre la tierra, seres emplumados que planean por los aires y seres escamados que reinan los mares, pero ninguno de ellos con la capacidad de hablar; en su segundo intento combinan la arena de las playas con el agua del océano, creando seres de lodo que se desintegraban al entrar al mar.
En un tercer intento crean seres de madera con la capacidad de hablar, pero sin ánimo de venerarles, lo que provoca la ira de los dioses quienes envían a esta primitiva humanidad una serie de desastres, entre ellos huracanes y un gran diluvio (es curioso que tanto mayas como mexicas mencionen un antiguo diluvio universal, tal como en el catolicismo… ¿Alguna intromisión evangelista en las antiguas escrituras prehispánicas? Imposible…); finalmente, con carne de maíz, crean al ser capaz de adorarles.
Sin embargo, este nuevo ser que cumple a cabalidad su función servil, también tiene la capacidad divina de sus creadores para conocer todos los misterios del universo y del origen de los tiempos, lo cual resulta peligroso para los dioses quienes, celosos, deciden extirpar tan fabuloso don, permitiéndoles conservar una pequeña parte con la que han de razonar. Ésta fue la última versión de la humanidad, tal como la conocemos hoy en día.
Los Héroes
Pero los humanos no están solos en este nuevo mundo creado para ellos pues, tal como los griegos, en el Popol Vuh hay héroes que se encuentran en una escala de grandeza intermedia entre lo mortal y lo divino, quienes además de ayudar a la humanidad en su lucha por librar los distintos obstáculos de su propia existencia, hacen las veces de guía moral para su pueblo. En esta segunda parte del Popol Vuh se narran las extraordinarias aventuras de los héroes divinos en su travesía al Xibalbá, el inframundo maya, en sus constantes viajes más allá del horizonte para animar el flujo celeste y regular la trayectoria del Sol, de la Luna y hasta de las estrellas más lejanas.
En la tercera parte del Popol Vuh, se relatan los orígenes del antiguo linaje del pueblo quiché, donde se rescatan diversos pasajes de “La Creación” para explicar el origen divino de la humanidad.
Breve Historia del Popol Vuh
Los mayas se reunían en consejos (de aquí el nombre de “Popol Vuh”) presididos por un señor, en donde discutían e interpretaban las antiguas escrituras de tipo jeroglífico contenidas en los murales para tratar la forma en la que debían proceder en asuntos de gobierno, de política, de impartición de justicia o de economía. Se sostiene la teoría de que tras la llegada de los españoles, un indígena se encargó de transcribir las escrituras pictóricas antes de que fueran destruidas (como lo fueron), así como las narraciones de los ancianos y señores mayas, lo cual habría ocurrido alrededor de 1550.
Lo cierto es que fue hasta principios del siglo XVIII que el fraile dominico Francisco Ximénez tradujo la obra al español, cuyo manuscrito original se conserva en la Biblioteca Newberry de Chicago, EU. Es muy probable que, como todo documento histórico, no haya llegado íntegro hasta nuestros días, pero gracias a la labor de Fray Francisco Ximénez, contamos con un texto muy próximo al pensamiento de los antiguos mayas.
Debido a la inmensa vastedad del territorio controlado por los mayas (que iba desde el istmo de Tehuantepec, pasando por la península de Yucatán y hasta cubrir la superficie total de las repúblicas de Guatemala y Belice, así como algunas zonas de Honduras y El Salvador), aún después de la conquista el Popol Vuh era conocido por sus diversos nombres: Qa mujib’al (“Nuestro lugar en las sombras”), Saq petenaq ch’aqa palo (“La luz que vino de junto al mar”) y Saq k’aslem (“El amanecer de la vida”).