El maíz es de los tesoros más valiosos que tenemos como mexicanos y contamos con alrededor de 59 especies nativas. Una de ellas es la más antigua del mundo y es originaria de Tehuacán, uno de los centros agricultores más importantes de Mesoamérica.
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¿Cómo lo encontraron?
En 1962, el arqueólogo Ángel García Cook encontró los olotes más antiguos del mundo en cuevas de este municipio de Puebla. Después de 50 años, el mismo investigador descifró su secuencia genómica y descubrió que no estaba del todo domesticado.

Por otra parte, este maíz pertenecía a un grupo pequeño de plantas emparentadas. A partir de esto, las investigaciones señalarían que, probablemente, nuestros ancestros ya desarrollaban técnicas de autopolinización para el mejoramiento tradicional.
El maíz de Tehaucán, el más antiguo
Como mencionamos al inicio, Tehuacán fue un centro muy importante de la agricultura primitiva en Mesoamérica. Cabe señalar, que en esta región el maíz era el principal alimento.
Esto lo descubrieron después de explorar cinco cuevas de Tehuacán: Coxcatlán, Purrón, El Riego, Tecorral y San Marcos. Ahí hallaron más de 24 mil 100 especímenes que identificaron como maíz.
Sobre todo, en la de San Marcos descubrieron una secuencia estratigráfica muy definida. Por eso, tomaron tres ejemplares de maíz de esta última cueva. Como no habían sido manipuladas, estaban en las condiciones perfectas para extraerlas y leer su ADN.
Diferencias evolutivas
Tras realizar estudios, los resultados revelaron que la edad oscilaba entre 5 mil 300 y 4 mil 970 años.

Entre las características que se eliminaron, encontraron una capa de silicio que recubría el olote. Mientras que el tamaño era tan pequeño que solamente la planta llevaba 50 semillas.
A partir de esas investigaciones, se cree que el maíz que conocemos actualmente evolucionó a partir de pequeñas poblaciones aisladas. Con el tiempo, se mezclaron y obtuvieron otras características.