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Las hamacas mexicanas, placer y descanso garantizado

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Las hamacas son perfectas para descansar en un día extremadamente caluroso frente al mar o en un hermoso jardín. Si bien, no tienen un origen mexicano, fue justamente en Yucatán donde se perfeccionaron hasta ser de las mejores del mundo.

Su nombre viene del Hamack, que es el árbol de donde se saca la corteza para su elaboración. Su origen se remonta aproximadamente a dos siglos antes de la llegada de los españoles y sus fabricantes fueron los indígenas de Centro y Sudamérica, quienes buscaban una forma de descansar sin tener que estar en el piso y poder estar frescos. Precisamente por su comodidad se les empezó a llamar ‘la cuna de los dioses’.

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Foto: Redescubre Yucatán

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Cristóbal Colón se emocionó tanto con este invento que se lo llevó a Europa y tuvo gran recibimiento en muchos países. Incluso los marineros quedaron fascinados y la adoptaron para no tener que dormir en el frío, sucio y húmedo suelo dentro de las embarcaciones.

En un principio eran más parecidas a una red de pesca por sus grandes aberturas. Cuando llegaron a México, se volvieron muy populares en las zonas rurales y costas cálidas y tropicales, sobre todo en Yucatán, lugar en el que se perfeccionaron las técnicas de elaboración y donde se han convertido en uno de los objetos más emblemáticos; en primer lugar, por su uso tan necesario en cada hogar para soportar las altas temperaturas y, en segundo lugar, por ser de los principales exportadores de hamacas al interior del país y al extranjero.

Su elaboración

Comenzaron a utilizarse otros materiales para su confección como la planta sisal, cuyas fibras son más elásticas y suaves. En los sesenta se empezaron a usar los hilos de algodón, un material bastante fresco. También hay hamacas de hilo fino de henequén, cáñamo, lienzo y de lona. De igual forma, los hilos fueron entrecruzándose de diferentes maneras para ser más resistentes, cómodos y pudieran ajustarse conforme a las necesidades de las personas.

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Foto: Reporte Yucatán

Las hamacas se tejen a mano con un bastidor, que son dos palos de madera colocados uno frente al otro. De ahí se va tejiendo con una aguja o lanzadera labrada de madera fuerte o en hueso. Es un trabajo pesado que tarda dependiendo del tamaño (hay individuales y matrimoniales), así como del entramado del tejido. Aproximadamente se pueden llevar dos semanas en fabricarlas.

Las hamacas lograron tanta popularidad en las playas y costas de toda Latinoamérica, pero también en jardines, interiores y terrazas en las ciudades.

Así que ya sabes, si quieres un buen rato de relajación, descansa en una hamaca mexicana… 100% garantizada.