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Lacandones, un grupo que lucha por conservar su vida

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Nuestro pasado está lleno de maravillosas raíces que cada día luchan por sobrevivir y preservar su cultura. Así lo llevan los lacandones.

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Los mayas, por ejemplo, fueron una de las civilizaciones mesoamericanas más importantes del México prehispánico. Que si bien desaparecieron del mapa, dejaron un legado a través de su sangre que actualmente se encuentra resguardada en los lugares más recónditos del país.

El legado de uno de los últimos grupos mayas

Los lacandones son de los pocos sobrevivientes que preservan este legado. Su nombre, viene de la palabra chortí lacam-tum que significa “gran peñón” o “piedra directa”.

Este raro vocablo les fue dado por los españoles en la época colonial para designar a los indígenas que vivían en los extremos del área selvática. Hoy conocida como selva lacandona.

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Foto: National Geographic

Sin embargo, los lacandones se designan a sí mismos como winks, que en su lengua original significa “los verdaderos hombres”.

Los primeros registros históricos que se tienen de ellos datan de 1646, en donde un grupo de frailes documentó los pueblos cercanos en el área yucateca.

Historia que habla sobre el tiempo

A finales del siglo XVIII, los lacandones fueron descubiertos por el padre Manuel Joseph Calderón, quien se dio a la tarea de bautizarlos. Pero la mayoría de los lacandones resistieron la conversión al cristianismo.

El esfuerzo por parte de los sacerdotes no cesó, varios de ellos aprendieron su lengua y bautizaron a todos los que pudieron. Sólo que muchos de ellos murieron a causa de las enfermedades que los mismos frailes trajeron consigo.

Así pues, los lacandones se adentraron más allá de la selva y desarrollaron su propio sistema comercial y económico. En el proceso, intercambiaron herramientas de hierro, sal, machetes, maíz, algodón, cacao, pieles y otros alimentos a través de contactos con otros mayas y el mundo exterior.

Tradiciones que se reflejan y se comparten

Su vestimenta es igual de interesante. Los hombres usan un chándal de manta con pantalones y sandalias.

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Foto: Especial

Para las mujeres, el rebozo y las prendas de manta son un obligado. Así como el calzado tipo huarache. Asimismo, los lacandones contemporáneos, comparten rasgos culturales con otros grupos indígenas.

De hecho, algunas de sus vestimentas y costumbres religiosas son similares a los Kehach y Ch’olti.

Si bien su mundo está alejado del nuestro, no está del todo dividido. Pues los recursos para su subsistencia se han vuelto cada vez más difíciles de obtener.

Por eso mismo, en 1974 los lacandones vendieron derechos madereros en sus territorios para obtener créditos del Banco Nacional.

Los lacandones de hoy

El dinero que reciben es administrado por el Fondo Nacional para la Promoción de los Territorios Comunales, y a cada hombre lacandón con una parcela agrícola se le otorga una suma para su manutención. El monto depende de su edad, estado civil y cantidad de hijos.

Actualmente la jungla se está extinguiendo, y sólo un 10 por ciento del territorio permanece virgen. Muchos de los grupos locales están tratando de detener la deforestación violenta, pero aún queda mucho por hacer.

Esto no sólo les ha costado su hogar, si no su existencia como último grupo maya.