No hay leyenda que no haya enchinado más la piel que esta. Se trata de los vampiros de Comala, una historia que te llenará de miedo.
Cuenta la leyenda…
Todo comenzó con la misteriosa desaparición de una mujer llamada Eligia, se dice que esta era totalmente independiente y gozaba de plena conciencia, nadie tenía nada en contra.
La de ella, por lo que su desaparición se convirtió en algo muy sorpresivo para la gente de Comala.
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Cuando la única hija de Eligia comenzó a preguntarle a las personas si habían observado algo inusual en su madre, se dio cuenta que nadie la vio salir de su casa, lo cual le despertó muchas dudas al respecto.
Después de reportar su desaparición, y comenzar con la ardua búsqueda de su madre, de la nada, la gente comenzó a hablar del rumor de una mujer que rondaba por el baldío de Comala. Resultó que esta mujer era Eligia, pero con un aspecto irreconocible y agresivo.
Habían pasado más de dos años de la desaparición de Eligia. La mujer tenía un aspecto perturbador, su cabello se encontraba enmarañado y sucio, vestía ropa en mal estado, sus uñas estaban largas y maltratadas, y su olor era algo fuerte y desagradable.
El ambiente en el que vivía Eligia era algo preocupante, ya que su techo se sostenía entre cartones y basura, su alimentación consistía en sobras de comida que la gente le dejaba. No se dejaba tocar, y si por alguna razón alguien se acercaba, esta se defendía a mordidas y rasguños.
Debido a su extrema delgadez, fue llevaba al hospital más cercanos, donde la asearon, limpiaron, cuidaron y le suministraron suero y vitaminas debido a su grado de anemia y deshidratación.
Luego de unos cuantos días en el hospital, Eligia regresó a casa, pero ya nada era como antes, las noches eran largas y estresantes para su hija, ya que cada noche su madre se escapaba al baldío y se escondía entre los cartones.
Su hija, cansada de que esto pasara cada día, decidió encerrar a su madre en su habitación. Todo marchaba bien, hasta que una noche, escuchó ruidos extraños en la azotea, a lo que se percató que era su madre la que se encontraba en la orilla del techo, con los ojos en blanco haciendo sonidos extraños.
Perturbada por esta situación, la hija de la mujer decidió volver al lugar donde había encontrado a su madre y preguntarle a la gente si algo le había pasado, pero las personas de la zona decidieron evadirla e ignorarla, la única respuesta que obtuvo fue la de unos niños que le dijeron:
“Allí vivía una señora que flotaba, y en las noches unos seres bajaban del cielo y se la comían, chupándole la fuerza”.