La leyenda de las peñas de Jilotepec en el Estado de México

Aunque la mayoría de nuestras leyendas provienen de la época prehispánica; algunas son más recientes, como la de las peñas de Jilotepec

En todo el territorio nacional existen diversas leyendas. Algunas cubren hechos históricos; otras, fenómenos naturales. De cualquier manera, es un hecho que a los mexicanos nos encantan; por eso, hoy te traemos la leyenda de las peñas de Jilotepec.

Se dice que, hace muchos siglos; los dioses eligieron este sitio, de gran belleza natural, y lo poblaron de riquezas. Nunca faltaba agua, ni había sequías; el clima era generoso y las cosechas siempre favorecidas. Pero los habitantes comenzaron a abusar de su suerte, a caer en excesos y a maltratar la naturaleza.

Por esta razón, los dioses decidieron convertir a cada habitante en piedra. Así, formando parte de la naturaleza, aprenderían a respetarla.Años después, un grupo de personas formó un pueblo cerca de las peñas.

La historia de los antiguos habitantes se corrió con rapidez; y pronto, un grupo de los que la creían se acercaron al lugar. Cuenta la leyenda que preguntaron a la vieja fuente que permanecía ahí la manera de liberar a las personas que se habían sido convertidas en piedra. Según se dice, fue una voz de ultratumba la que les contestó. La tarea era sencilla: la persona con más honestidad e inocencia de entre los presentes tenía que cargar a una joven en sus espaldas hasta la capilla. Se debía hacer sin voltear, sin mirarla y sin distraerse hasta llegar allí.

Un joven, muy querido por los demás, se ofreció a hacerlo. Aunque estaba decidido a cumplir con su misión; hacia la mitad del camino la mujer comenzó a hacerse más pesada con cada paso que daba. Desconcertado, el muchacho la miró sobre su hombro para corroborar que todo estuviera en orden. Sin embargo, se sorprendió al notar que no había ninguna mujer; sino una serpiente.

Cuando el muchacho miró a los ojos al reptil, él y todos los nuevos habitantes que creían en la vieja leyenda se convirtieron en piedra también. Desde entonces, nadie volvió a intentar rescatar a quienes se convirtieron en piedra; y las peñas de Jilotepec permanecen igual.

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