En Morelos, en el pueblo de Jiutepec, cuyo nombre significa ‘En el cerro de las piedras preciosas’, existe una leyenda alrededor de una casa. Se cree que posee una maldición por las trágicas historias que han ocurrido desde hace mucho tiempo.
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Cuenta la leyenda…
Una familia vivía en esta casa, pero todo comenzó cuando uno de los hijos comenzó a escuchar voces que lo llamaban del patio trasero. El joven pensó que podría tratarse de un tesoro oculto y que los espíritus querían que lo encontrara. Les contó a sus padres para que le dieran permiso de excavar. Pero el padre le dijo con severidad que no buscara lo que no había perdido, que mejor dejara a los muertos en paz y no siguiera sus instrucciones.
La familia iba a salir de viaje el fin de semana, así que el joven aprovechó para quedarse en casa. Los papás no tuvieron problema en dejarlo, pues siempre había sido un hijo honesto y responsable.
Después de que se fueron, dos amigos del muchacho llegaron para ayudarle a excavar, pues estaban motivados por encontrar el tesoro y dividirlo en partes iguales. El chico les indicó que cavaran debajo del árbol, ya que los muertos le habían revelado en sueños que esa era la ubicación exacta.
Pasaron las horas y ya estaban muy cansados. ¡De repente encontraron una tenebrosa calavera! Se espantaron tanto que volvieron a enterrarla y salieron aterrados.
Desde aquel momento, el joven ya no era el mismo. Dejó de ir a la escuela a pesar de que le gustaba mucho. Tenía un semblante de terror, se volvió muy huraño y agresivo; y las voces que le hablaban eran más frecuentes y espeluznantes. Hasta que un día apareció colgado del árbol del patio trasero con una cuerda de color negro alrededor de su cuello y una expresión de miedo en el rostro. Lo más extraño es que el color de la cuerda no se había visto nunca en la región. Parecía que había salido de ultratumba.
Entristecida y atemorizada, la familia decidió mudarse a Cuernavaca. La finca estuvo vacía por muchos años, no estaba en renta ni en venta. Tiempo después, fue habitada por algunas personas, pero dos hombres también aparecieron ahorcados en el árbol. Más inquilinos se atrevían a vivir ahí, pero no duraban mucho porque sentían actividad paranormal en ella.
Cuando ya la casa estaba muy dañada por el abandono total, una inmobiliaria la demolió para construir condominios. Se hicieron misas y exorcismos, pero la maldición continuó y dos ahorcados más aparecieron en diferentes fechas.
Los habitantes del pueblo comentan que una sensación extraña y escalofriante se percibe al pasar frente al lugar. ¡Qué miedo! ¿Te animarías a pasar por ahí?