La mitología mexica es un complejo cultura heredado por nuestros antepasados, su culto y reverencia hacia los dioses era una forma de estar agradecidos por la creación del mundo y su poder especifico de controlar la naturaleza, es por eso, que en esta ocasión hablaremos sobre Huehuecóyotl una deidad considerada atractivo, enigmático y especialmente encomendado para la buena fortuna, una figura que simbolizó de manera importante al México prehispánico.
La deidad de la buena suerte
Huehuecóyotl en lenguaje maya se refiere a coyote viejo, su imagen representa a un coyote bailando con pies y manos humanos. Un dios al que se le atribuye la relación de la felicidad y portador de quitar la aburrición. su relación con considerarse un dios de la buena suerte se basa en en que él es quien representa el termino medio del bien y el mal. Hace el equilibrio entre lo viejo y lo nuevo, lo mundano y lo espiritual, el sexo masculino y femenino, la juventud y vejez. Tomando lo bueno de ambas posturas y que después convierte en una filosofía o creencia.
Dios de las artes, música y la danza
Debido a su extensa sabiduría Huehuecóyotl se le apropiaba también el reconocimiento en los campos del arte, los dones musicales eran una característica que poseen los coyotes, su imagen se le representaba tocando instrumentos como la flauta o una sonaja y en otras estaba danzando, el propiciaba la abundancia para quitar el aburrimiento en los humanos .
La leyenda dice que enviaba a su doble “viento nocturno” hacia el sol para que trajera al mundo la música y las danzas.
Sus relaciones interpersonales
Huehuecóyotl podía cambiar de género, sus relaciones fueron muchas y una de ellas fue Temazcalteci la diosa de los temazcales. Otra de sus amantes era Xochiquetzal, la diosa del amor, de la belleza, de la sexualidad femeninas, las madres jóvenes y las flores. Sus amantes masculinos eran Opochtli, el dios zurdo de la cacería y la pesca y Xochipilli el dios de las artes, los juegos y de la homosexualidad.
Huehuecóyoltl sigue vigente
La creencia en este dios sigue vigente en las tradiciones del pueblo otomí, en San Pedro Tlachichilco se ora un canto al dios del fuego, el chamán toca un huéhuetl (tambor vertical tradición prehispánica, el material de este instrumento es de piel de coyote) además en cuentos nahuas, chichimecas, triquis y zapotecos se presenta al coyote como un músico que toca el tambor, violín, guitarra o esta cantando.
Texto: Huehuecóyotl, “Coyote viejo” de Guilhem Olivier.