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Hikuri o maestro peyote, historia y tradición

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Hace mucho tiempo, un cazador salió a buscar alimento para su pueblo. En su camino, se encontró con un venado azul. Lo siguió durante un rato. Tomó su arco y flecha. Esperó. Y disparó. En ese momento el venado se fue volando a través del desierto. En las huellas que había dejado, creció un cactus llamado hikuri, conocido comúnmente como peyote. Suena un poco extraño, ¿no? Pero tomando en cuenta que es una antigua narración de origen huichol ya cobra más sentido.

Peyote 1
Foto: culturacolectiva.com

Este cactus crece en las zonas desérticas de México y es sagrado para los huicholes, pues lo usan con fines medicinales y espirituales. Cada año, esta comunidad hace una peregrinación para recoger y consumir peyote. Este viaje es una de sus más viejas tradiciones y al contrario de lo que crees, también van los niños, pues los padres creen que es mejor instruirlos desde pequeños en esta práctica, para cuando ellos falten, sus hijos sigan con la tradición.

Dirigidos por un chamán o mara’akame, se aventuran al desierto y empiezan los rituales, las canciones y las leyendas. Cargan flechas simbólicas para representar su origen. Se cree que sólo las mentes y almas puras pueden ver al venado azul. Al encontrar el peyote, los primeros en consumirlo son los padres e hijos. Tratan con cuidado la tierra y no lo cortan desde la raíz porque el cactus tarda en crecer al menos 10 años.

Peyote 3
Foto: mexicodesconocido.com

En la noche, cuando el peyote empieza a hacer efecto, los peregrinos son guiados por el chamán y juntos se adentran al mundo espiritual y se comunican con su dios.

Bastante místico, ¿verdad? Más que una droga, como se tiene catalogada por algunos, son parte de experiencia espiritual. Por eso, si vas a Real de Catorce, en San Luis Potosí, encontrarás unos camioncitos conocidos como ‘Willy’, que sin problema te llevarán al desierto.

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Aguas. ¿eh?, porque sólo te llevan, no son guías ni nada por el estilo. Seguro en el camino, te encuentra a personas con el mismo propósito. A menos que seas un experto, te recomendamos ir acompañado. Y si quieres aprender sobre la cultura huichol y sus rituales, hay guías dispuestos a llevarte. También hay recorridos en el desierto de Chihuahua.

¿Qué, ya fuiste y no encontraste nada? Puede ser porque no estabas listo para el peyote. Recuerda que el peyote debe encontrarte a ti, no tu a él. A dónde quiera que vayas, ten en cuenta las siguientes reglas y rituales que debes seguir antes de consumirlo:

Los huicholes ven el consumo del peyote como una purificación, por lo tanto, está prohibido consumir alcohol, carne, tabaco y sal días antes de ir al desierto. Y dile a tu pareja que te duele la cabeza, porque está prohibido tener relaciones sexuales antes de emprender el viaje (para que no digas que no te advertimos).

Esas son las medidas para lograr un mayor efecto del peyote. Hay personas que, al encontrar su primer cactácea, en lugar de recogerlo, le dejan una ofrenda. Algo valioso para ellos. No te preocupes por no volver a encontrarlo, porque una vez que veas al primero, los siguientes aparecerán ante tus ojos con facilidad.

Peyote 2
Foto: cactusplaza.com

También puedes hablarle y pedirle permiso para cortarlo. Recuerda: una buena relación con la naturaleza siempre da buenos frutos. No lo cortes de raíz, la recomendación es hacerlo con un hilo de algodón o una piedra plana. Debes cubrir la raíz con tierra y ponerle un poco de agua.

En cuanto a la dosis, te lo dejamos al gusto. Para un ‘viaje’ tranquilo, puedes comer una o dos cabezas. Para algo más acá, pero moderado, se recomiendan de cuatro a ocho cabezas y si quieres la experiencia total puedes comer de ocho a doce cabezas. Recuerda pelarlo y comerlo inmediatamente, pues pierden su efecto si no lo haces.

Su sabor es amargo, entonces no te excedas. Tampoco te espantes si llegas a vomitar, es parte de la purificación. Te ayudará a conectarte contigo mismo, con la naturaleza y el universo, a comprender mejor tu pasado, perdonarte y visualizar un mejor futuro. No le tengas miedo y trátalo con respeto. No lo veas como una forma de divertirte y echar el coto, es algo más sagrado y personal. Respetemos al maestro peyote, la naturaleza nos lo dio y por eso debemos cuidarlo.