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Estudian la relación del estrés y el ruido con la salud

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Mediante el estudio de hábitos de vida y concentraciones de cortisol en la saliva, científicos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso) investigan la relación entre el estrés, el ruido y la salud.

Los especialistas tomaron muestras periódicas de saliva a 30 hombres en edades productivas que trabajan o habitan en seis áreas de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).

En tres de dichas zonas, los participantes se hallaban sometidos a un ambiente con niveles de ruido que rebasan los 85 decibeles por al menos ocho horas diarias durante un periodo de cinco años o más, resultado que fue comparado con quienes laboran en zonas de poco ruido que no superan los 65 decibeles por día.

Para el desarrollo del proyecto, los investigadores compararon los resultados de zonas ruidosas y no ruidosas urbanas respecto a niveles de cortisol, depresión, horas-sueño y consumo de alcohol.

“Encontramos que el ruido aumenta el nivel de cortisol en saliva. Esta es una hormona de todo un eje de reacción biológica”, señaló el doctor del Departamento de Psicología, Educación y Salud del Iteso, Everardo Camacho Gutiérrez.

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En entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el académico explicó que en otras investigaciones se ha demostrado que cuando el nivel de cortisol es alto, el sistema inmunológico se inhibe y deja de operar de manera efectiva.

Ello genera que cualquier virus o bacteria ataque, lo cual hace a la persona más susceptible a enfermedades bajo condiciones de estrés que pueden conllevar a depresión y dificultades para conciliar el sueño, apuntó.

A su vez, la académica del Iteso, Claudia Vega Michel, indicó que a diferencia de la contaminación, el ruido no produce efectos inmediatos, por lo que la gente es poco perceptiva de sus efectos a la salud.

“Los efectos en la salud son a mediano y largo plazos. Este es uno de los ejemplos de cómo variables ambientales, como el estrés en forma de ruido, nos vuelve más vulnerables a contraer alguna enfermedad”, concluyó la investigadora.