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El Caballito: su historia y recorrido por la ciudad

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Todos los habitantes del centro del país hemos pasado alguna vez frente al famoso Caballito, pero ¿conoces su historia?

La estatua del caballito se ha convertido en un referente de ubicación para todos los que visitan la ciudad. Aunque solemos tomarlo como un elemento más del entorno, este monumento lleva a cuestas también siglos de historia.

Su origen se dio incluso antes del inicio de la Independencia, a mediados de 1794. Un nuevo virrey, Miguel de la Grúa Talamanca, había llegado; y tras diversos problemas con el entonces rey de España, le solicitó permiso de erigir una estatua en su honor como intento de hacer las paces. El proyecto fue ideado y llevado a cabo por Manuel Tolsá, quien recientemente había sido nombrado director de escultura de la Academia de San Carlos.

A mediados de 1796 se inició la construcción de la estatua ecuestre del Rey Carlos IV; que no ganaría todavía su título de “El Caballito”. Mientras tanto, Tolsá tuvo que sortear varios obstáculos durante la elaboración de su obra. Uno de ellos fue la dificultad para reunir el material necesario; cosa que solucionó construyendo una estatua provisional en madera.

El segundo problema era la localización, pues con un peso de casi seis toneladas, moverlo no era tarea fácil. Con todo, en noviembre de 1803, la escultura fue montada en un carro con seis ruedas para ser transportada a la Plaza Mayor varios días después. Para entonces, Talamanca ya no era el virrey; así que la inauguración quedó a cargo de José Iturrigaray, en diciembre de ese año.

¿Caballito?

Existen dos versiones sobre el origen de este nombre. La primera data de la misma época de su inauguración. Según los escritos de Enrique Salazar Híjar y Haro en Los trotes del caballito, se hizo el intento de introducir personas dentro del caballo para saber cuántas cabían. Debido a esto se le denominó El caballito de Troya, que más tarde se acortaría sencillamente a El Caballito. La segunda versión cuenta que esto sucedió en 1821, una vez declarada la Independencia.

A partir de entonces, el caballito continuó recorriendo el centro de la ciudad; y presenciando algunos de sus cambios. Pasada la Independencia fue llevada al claustro de la Pontificia y Nacional Universidad de México. Posteriormente, en 1853 se llevó al cruce de Reforma y Bucareli, protegida con una reja. Y en 1979, pasados más de 100 años de su último movimiento; fue nuevamente reubicada frente al Palacio de Minería; en la Plaza Manuel Tolsá del Museo Nacional de Arte.

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