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¿Cuál fue la primera película mexicana a color?

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“¿Pos’ que voy a hacer aquí sin ti, Lupita? Sin ti, es como si se metiera el sol”.

Jorge Negrete, en “¡Así se quiere en Jalisco!”

“¡Así se quiere en Jalisco!” está considerada como la primera película mexicana a color, y con los años se ha convertido en un clásico del cine ranchero en el que la música y las tradiciones mexicanas son el tema principal. Sin embargo, parte de su belleza se ha perdido a través del tiempo ¿Quieres conocer su historia? Hoy en Más México te platicamos sobre “¡Así se quiere en Jalisco!” la primera película mexicana a color:

¡Así se quiere en Jalisco!

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Dirigida por Fernando de Fuentes, quien se inspiró en la novela homónima del poeta y dramaturgo español Carlos Arniches, “¡Así se quiere en Jalisco!” es considerada la primera película mexicana filmada a color, estrenada el día de Navidad de 1942. Protagonizada por Jorge Negrete, el “Charro Cantor” en el papel de ‘Juan Ramón’, por María Elena Marqués en el papel de ‘Lupita’, y por Carlos López Moctezuma en el papel de ‘Don Luis’, el título nos sitúa en la región de Los Altos de Jalisco, reconocida como la cuna de muchas de las expresiones más representativas de la mexicanidad como el tequila y la charrería.

Por su forma de enarbolar las costumbres y tradiciones mexicanas, y particularmente su música, “¡Así se quiere en Jalisco!” se ha convertido en un clásico del cine ranchero, que aunado a la circunstancia de que el cine de oro se encontraba en su máximo esplendor, la cinta protagonizada por Jorge Negrete, quien al mismo tiempo era considerado el arquetipo de galán mexicano por excelencia y máximo exponente de la música ranchera, gozó de un éxito internacional que llevó al público de América Latina y Europa a hacer filas tan largas que daban la vuelta a la esquina de los cines. Hay una anécdota que narra que en la Ex –Yugoslavia, la gente se amotinó durante días en la taquilla con tal de ver a Jorge Negrete, nuestro “Charro Cantor”.

¿Típico melodrama o himno a la charrería?

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La cinta narra el drama de Lupita, una hermosa joven que debido a los problemas económicos de su familia decide trasladarse a la ciudad de Tepatitlán; muy pronto Don Luis, el más rico hacendado del lugar, se interpondrá entre ella y su atractivo novio, Juan Ramón, proponiendo un trato a los padres de Lupita a cambio de su mano en matrimonio y tendiendo una elaborada trampa para Juan Ramón, quien colérico no piensa soportar el acoso de Don Luis hacia Lupita, la cual no tiene más remedio que aceptar el trabajo ofrecido por éste para así pagar las deudas de su familia.

Los personajes de la cinta de De Fuentes podrían parecer a simple vista un cliché melodramático del cine de oro: el triángulo amoroso entre el macho mexicano, apuesto y valiente pero pobre, el malvado ricachón y la guapa muchacha, también de origen humilde. Sin embargo, en el fondo de “¡Así se quiere en Jalisco!” podemos encontrar el germen de la configuración de nuestra imagen del charro, y particularmente del jaliciense, además de una sutil crítica al sistema judicial de aquel entonces, que como no podía sobrevivir sin el capital privado de los hacendados, siempre mostrará su favor a estos antes que a los pobres.

La primera película mexicana a color… está en blanco y negro

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Cuando se estrenó a finales de 1942, y aún durante buena parte del siguiente año, “¡Así se quiere en Jalisco!” obtuvo un éxito insospechado y fue elogiada por la crítica y el público mexicano al convertirse, como rezaba el pie de su cartel promocional, en “la primera gran película mexicana en colores naturales”. Es lógico pensar que ésta fue la razón principal de que “¡Así se quiere en Jalisco!” haya arrasado en las taquillas, y probablemente millones de personas alrededor del mundo pudieron disfrutar de la primera película mexicana a todo color durante algunos años; sin embargo, lamentablemente hoy en día no sobreviven copias a color de “¡Así se quiere en Jalisco!”.

La razón principal de esta, digamos, “tragedia nacional”, es que los primeros tintes utilizados era de tan baja calidad (lo cual no era culpa de los fabricantes, sino de la industria que aún no estaba tan avanzada), que el color se fue perdiendo con el paso de los años. Según los cronistas del cine mexicano, la mala calidad de los tintes empleados provocó que años más tarde, al revelar los negativos a color del rollo de película para transferirlos a formato de video, éstos estaban tan deslavados que se prefirió remasterizar la cinta en blanco y negro para poder transmitirla en la televisión, sin la preocupación de conservar aunque fuera lo poco que quedaba de su color original.

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Anteriormente conservar las películas era casi tan complicado como producirlas; no obstante, las productoras nacionales no contaban con ningún sistema de calidad para su almacenamiento. “¡Así se quiere en Jalisco!” fue filmada con el proceso cinematográfico tricolor de Technicolor, por lo que debió ser almacenada bajo la norma de control de temperatura, humedad del ambiente e iluminación más estricta, pero no: el rollo de ¡”Así se quiere en Jalisco!” fue guardado en una caja de cartón.

 

Acción humana y mala calidad del material fueron la ecuación que llevaron a la pérdida de lo que hoy debería ser un tesoro del cine mexicano.