La Alameda de Santa María la Ribera se caracteriza por su gran Kiosco Morisco, obra que estuvo a cargo del ingeniero José Ramón Ibarrola. El motivo de la construcción de este kiosco fue representar a México en la Exposición Internacional de Nueva Orleans en 1884, que se llevó a cabo en la antigua plantación Faucher de Cireè. ¿Lo conocen?
La construcción
El Kiosco Morisco tiene una planta con forma octogonal y a través de una pequeña escalera se llega al pórtico de acceso formado por tres arcos; en la parte superior se observa un escudo oval con la figura del águila y la serpiente. 44 columnas metálicas exteriores y ocho interiores soportan la estructura de la obra y una cúpula de cristal rematada con señorial águila elaborada en bronce. La filigrana de su decoración morisca realizada en fierro fundido, al igual que todo el conjunto, es una de las características que lo hacen único en su género.
El origen de los kioscos
Los kioscos de las mansiones que miraban al río Sena, en los alrededores de Paris, hacia la mitad del siglo XVIII, se utilizaban para descansar. Fue un siglo más tarde cuando los primeros kioscos en México comenzaron a construirse y se ubicaron al centro de los jardines principales a plazas públicas. Sin embargo, a finales del siglo XIX se estableció un nuevo uso para los kioscos en México, ser escenario de las bandas musicales que interpretaban bellas melodías para entretener a las personas que se agrupaba a su alrededor.
De Estados Unidos a México
Este kiosco se en Pittsburgh, debido a las relaciones amistosas del ingeniero Ibarrola con Andrés Carnegie, dueño de grandes fundiciones en los Estados Unidos. Fue hecho desarmable para facilitar su transportación a su regreso a México, donde fue instalado en la esquina sur poniente de la Alameda Central. En 1908 se le ubicó definitivamente en la Alameda de Santa María y se reestrenó el 26 de septiembre de 1910 con motivo de las fiestas del primer centenario de la Independencia de nuestro país.