Las plantas de agave en México son de los recursos mejor aprovechados. Todo en ellos se ocupa para consumir o producir algo. No solo se ocupan para hacer destilados, de su corazón sale el aguamiel para el pulque y sus pencas se ocupan para mixiotes y sus fibras para hacer zacates. Y por supuesto sus gusanos, los chinicuiles, son un verdadero manjar en el mundo gastronómico.
Los chinicuiles tienen un alto valor nutrimental. Por cada 100 gramos de estos gusanos rojos, una persona obtiene entre 600 y 800 kilocalorías. También son un alimento rico en proteínas, vitaminas, complejo B y minerales como calcio, magnesio y azufre.
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La temporada de recolección de los chinicuiles se da en las etapas finales de la época de lluvias entre los meses de agosto y octubre. Los chinicuiles son una de las insignias de la gastronomía hidalguense.
Chinicuiles: un manjar preciado
Estos gusanos se dan en las raíces del maguey, y para obtenerlos hay que desenterrar el agave. El chinicuil es la fase larvaria de una especie de polilla llamada “Hypopta Agavis”. En su estatus de manjar es un alimento con un costo elevado. Una docena puede llegar a costar hasta 100 pesos, pero también puede variar, un kilo puede llegar a costar entre mil y dos mil pesos. En algunos restaurantes los platillos de chinicuiles pueden costar entre 200 y 700 pesos.
Los platillos más famosos con base en chinicuil son los clásicos tacos, tamales, y en mixiotes acompañados de nopales tiernos. También se les suele deshidratar para mezclarlos con harina y producir totopos, tostadas y sal de gusano.
Una de las formas más típicas de comerlos son en salsa acompañados con tortillas calentadas en comal, frijoles y carne asada. Para preparar la salsa se necesita, de preferencia, un molcajete, ajo, sal, chiles de árbol, tomates y chinicuiles, se muele hasta que la salsa quede molida perfectamente. Después toma una tortilla calientita, ponle frijolitos, carne o huevo, agrégale la salsa, y disfruta de este manjar hidalguense.
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