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Barro mexicano, expresión en distintas formas y colores

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Del barro se originan hermosas artesanías y utensilios para nuestro día a día. Pero, ¿sabías que hay tres tipos que existen en México? Estos se clasifican por su color y técnica de elaboración. 

En varios pueblos del país es una de las principales fuentes de ingreso para muchas familias. 

Alfarería en México

Nada como beber un buen café de olla en una taza, o comer un pozole en un plato de barro. Por eso, la alfarería mexicana es un rasgo que nos identifica y que nos remite a la calidez de los pequeños pueblos.  

Entre los estados con mayor experiencia en la alfarería están el Estado de México, Hidalgo, Michoacán y Oaxaca. Dentro de estos estados hay pueblos donde este oficio intenta sobrevivir como actividad económica. 

Así, vemos diversas obras de arte popular llenas de creatividad. 

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Distintos tipos de barro

Detrás de las hermosas vajillas, jarrones, ollas y las vistosas piezas decorativas hay un gran trabajo artesanal. 

Al barro también se le conoce como arcilla y se obtiene de la tierra, de una roca que se llama feldespática. Cuando ésta se moja se produce caolitina y se forma una especie de lodo. Luego se amasa con diferentes técnicas. Después se deja secar al sol y puede meterse en el horno para sellar la pieza. 

Según su tiempo de erosión de la caolitina, se originan los distintos tipos de barro que se conocen: rojo, negro y verde. 

El Rojo

Por un lado, el rojo se ocupa para los jarrones, tazas, platos y figuras decorativas. Donde más se produce es en: Tlayacapan (Morelos), Catemaco (Veracruz), Metepec y Tecomatepec (Estado de México) y Huasca (Hidalgo). 

Primero se moldean el torno. Luego, puede dejarse liso, barnizarse o pintarse antes de hornearlo. 

Negro decorativo

También está el barro negro, muy representativo de Oaxaca, sobre todo de San Bartolo Coyotepec. Este tipo de barro se utiliza mas para elementos decorativos y vajillas. Aunque su proceso de producción dura más tiempo. 

Después de moldearlo, se deja reposar de 4 a 6 días para que quede firme. Luego se hacen los detalles de decoración y se deja secar de 26 a 28 días. Posteriormente, se mete al horno. 

En realidad, este barro proviene de una arcilla gris, pero al hornearse se convierte en negro.  Aquí ocupan un horno al que le llaman de dos bocas para crear una reacción parecida a la oxidación. 

Verde

Por último, está el barro verde; principalmente se elabora en Atzompa, Oaxaca, así como en Tzintzuntzan en Michoacán. A diferencia del rojo y el negro, en este tipo de barro se hace una cocción previa con el color. Por lo mismo, es el menos común, pues resulta más complicado y representa mayor inversión para el artesano. 

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Un oficio para reconocerse

Al final, según el pueblo y la técnica, las piezas se pueden barnizar para darles un brillo especial. Además, cuando se decoran, todo se hace a mano, lo que añade un valor extra. Cada pieza es única y en cada artesanía está el legado de una persona talentosa. 

Si visitas alguno pueblo alfarero o un taller, no dudes en llevarte una de sus piezas. Más que un oficio, la alfarería es una tradición que nos da identidad

FOTO PRINCIPAL: GOBIERNO DE MÉXICO