Nuestro pasado prehispánico nos dejó un legado gastronómico e histórico invaluable; pero también juegos muy entretenidos. Uno de ellos es el totoloque, juego azteca que consistía en meter pequeñas bolas de algún material en diferentes cuencas.
Se dice que este juego lo practicaron Moctezuma y hasta Hernán Cortés. Pero ellos apostaban varias piezas de oro y, aunque no siempre ganaban, la diversión valía la pena.
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Bernal Diaz de Castillo relata este encuentro en sus diarios:
“Y aun algunas vezes jugava el Montecuma con Cortes al totoloque, qu’es un juego ellos ansí le llaman, con unos bodoquilos chicos muy lisos que tenían hecho de oro para aquel juego; y tiravan con los bodoquillos algo lejos a unos tejuelos que tanbién eran de oro, e a cinco rayas ganavan o perdian ciertas piecas e joyas ricas que ponían”. (sic)
¿Cómo se juega el totoloque?
Aunque resulta difícil conocer las reglas exactas del juego, se piensa que variaba de acuerdo al lugar. En términos generales, consiste en aventar bolas de obsidiana, oro u otras piedras pulidas en cuencas hechas de estos mismos materiales.
El objetivo era anotar de un sólo tiro. De modo que, el primero en meter cinco bolas en su cuenca, ganaba el juego; y, por supuesto, la apuesta. Cabe mencionar, que cada jugador contaba con 15 turnos. Mientras que la distancia desde la que se avientan las bolas, era definida por los jugadores antes de iniciar la partida.
De hecho, lo juegos que hoy conocemos como rayuela o avioncito encuentran su origen en el totoloque. Y aunque se ha transformado con el tiempo y región, aún hay quienes lo juegan con bolas de papel u otro material que no rebote. Y puede usarse un cántaro de plástico o de madera para encestar.
Aquí tienes una opción muy divertida y mexicana para que juegues y apuestes con tus amigos.