El Árbol de la vida es una colorida artesanía de barro que posee una profunda significación, parte de la cual es el encuentro de dos mundos: por un lado, contiene elementos folclóricos propios de la cultura mexicana y, por otro, oculta un sentido religioso entre sus múltiples formas e increíbles detalles. Hoy en Más México te compartimos el origen y el significado del Árbol de la vida:
¿De dónde viene?
Aún se discute el lugar donde nació el Árbol de la vida, pues mientras en Izúcar de Matamoros, Puebla, aseguran que fue ahí donde surgió la espectacular artesanía, en Metepec, Estado de México, que además es el hogar de la mayor tradición, cantidad y calidad de Árboles de la vida fabricados en nuestro país, afirman ser la legítima cuna de éstas obras.
Lo cierto es que, aunque el Árbol de la vida nació como un instrumento de evangelización, tiene sus orígenes más remotos en el grado de perfección alcanzado por los alfareros otomíes y otras etnias que habitaban el territorio de lo que hoy es el Estado de México, pero no fue sino hasta la época colonial que se comenzaron a utilizar las esculturas de barro para transmitir el mensaje de la Biblia a los indígenas; con el Árbol de la vida se intentó enseñar a los habitantes del Anáhuac la versión creacionista del mundo según la fe católica. Es por esta razón que una de las figuras centrales de muchos de los Árboles de la vida que aún hoy día se fabrican, es Adán y Eva en el jardín del Edén.
Tras la conquista militar, los españoles enfrentaron un nuevo y quizá más complicado reto: la conquista espiritual. Uno de los mecanismos más efectivos implementados por los misioneros, fue el de ‘hacer versiones’ cristianizadas de distintos aspectos culturales que ya existían en el México prehispánico, y la alfarería no fue la excepción. De ésta manera, toda alegoría a las antiguas deidades fue sustituida por las representaciones de la teoría creacionista bíblica.
Según la historia, los misioneros cristianos pidieron a los artesanos indígenas la fabricación de una pieza de barro que simbolizara el árbol del conocimiento, en cuya copa estaría la representación de Dios y a cuyos pies estarían Adán y Eva, así como la serpiente incitándoles a comer el fruto prohibido.
Más tarde, durante el virreinato, los propios artesanos fueron agregando diversos elementos que en un principio no escapaban al contexto bíblico, como vírgenes y arcángeles, así como la imagen de algunos santos y patronos dependiendo del lugar; pero durante el siglo XIX, época de guerras y caos político en México, los alfareros comenzaron a recuperar mucho de los antiguos elementos prehispánicos que habían sido eliminados, añadiendo además al Árbol de la vida escenas de la vida cotidiana.
Fue también durante esta época en la que además de convertirse en una extraordinaria combinación de motivos indígenas y europeos, el Árbol de la vida pasó de ser una obra fabricada con empeño y fervor a la fe católica, a toda una maravilla folclórica que hizo ganar al pueblo mágico de Metepec la fama de la que hasta la fecha goza. Pronto, debido a su belleza, el Árbol de la vida comenzó a ser fabricado por encargo para su uso doméstico y casi estrictamente decorativo: para la primera mitad del siglo XX (a mediados de la década de los 30 según algunos reportes) el Árbol de la vida ya era una artesanía que se mercaba al por mayor, convirtiéndose rápidamente en una de las principales fuentes de ingresos para los habitantes de Metepec e Izúcar de Matamoros.
¿Qué significa?
Como ya hemos dicho, en sus orígenes el Árbol de la vida representaba la creación del mundo según la fe católica y no tenía tantos elementos como hoy en día: Dios, en la copa del árbol del conocimiento, pleno de frutos y con siete ramas que simbolizaban los siete días que duró la creación; Eva y Adán, a los pies del árbol, semi desnudos y acechados por la serpiente cuya misión es orillarles al pecado.
El simbolismo original del Árbol de la vida no cambió en el ‘fondo’, pero sí en la ‘forma’: el origen de la humanidad (o el origen de la vida) y la lucha del bien y el mal son al fin y al cabo una dualidad que los artesanos supieron explorar con inagotable creatividad durante siglos; la confrontación de complementos como el paraíso y el infierno, el día y la noche, el sol y la luna o la vida y la muerte, son los temas más recurrentes por medio de los cuales el Árbol de la vida expone esta dualidad.
Hoy en día el tradicional Árbol de la vida mantiene su contenido religioso original, pero en realidad el resultado depende más bien de la creatividad y minuciosidad con la que el artesano lo elabore. En él, cada alfarero puede impregnar sus ideas y emociones, sus creencias, e inclusive su vida personal. Pero el Árbol de la vida no se limita a transmitir un mensaje religioso o autobiográfico: en la actualidad, celebra la Historia de nuestro país con escenas de batallas épicas y héroes nacionales, rumores que se convirtieron en leyendas, lugares, comida, música, fiestas, costumbres, tradiciones… en fin, en el Árbol de la vida, el límite es la imaginación.
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