Ya pasó un año del terremoto de magnitud 7.1 en México y es un aniversario más del ocurrido en 1985. 19 de septiembre, una fecha que trae recuerdos, emociones, sentimientos y que ha quedado marcada en la historia del país y en el corazón de todos los mexicanos.
El Siglo de Durango
El temblor
No era un día normal, México seguía pensativo y los ánimos bajos tras el temblor del 7 de septiembre que devastó Oaxaca. Todos habíamos despertado conscientes de que se llevaría a cabo un simulacro para conmemorar el sismo del 85. Íbamos en cierta forma mentalizados para practicar las medidas de evacuación. Niños, estudiantes, trabajadores, ancianos, enfermeras, todos atendíamos nuestras responsabilidades. Llegó el mediodía y cumplimos con el simulacro; de repente, la hora marcó 13:14 horas y sucedió. Un fuerte temblor con epicentro entre Puebla y Morelos dejó millones de afectados.
Aquel día, la tierra nos recordó que es impredecible. Que su fuerza no se controla y que debemos estar preparados para actuar, pero también nos recordó el valor del tiempo, de nuestros seres queridos, del verdadero sentido de vivir y de nuestra humanidad.
A pesar de las miles de réplicas y del temor al sonido de la alarma sísmica, entre los mexicanos surgieron nuevas fuerzas. Mucha gente sacó un lado que ni ellos mismos sabían que tenían, volvimos a ser humanos. No existía ni pasado ni futuro, sólo el presente y los segundos se volvieron valiosos. En cada hombre y mujer despertó el espíritu de solidaridad, de sacrificio, de ayuda a pesar de la adversidad.
El Vigia
#FuerzaMéxico
¿Cómo es posible que, en medio de un entorno tan doloroso, hubo gente que en vez de llegar a casa o de quejarse por la falta de electricidad, salió con palas o con lo que tenía para ayudar a los dañados? ¿Cómo es posible que, a pesar de la tristeza, tantos jóvenes se organizaron para ir a donar alimentos a los refugios y para remover piedras incansablemente? ¡Qué valor y entrega de los bomberos y miembros de protección civil, quienes, a pesar del cansancio, del calor, del hambre o la sed, no se iban hasta que salieran todos! Sólo se debe a una simple razón, ¡ese es México! El que no se deja vencer, el que se une, el que olvida diferencias, el que canta Cielito Lindo mientras quita los escombros y tiene siempre una sonrisa a pesar de las lágrimas.
Aunque todavía quedan muchos daños por reparar, hemos visto de lo que somos capaces. ¡El mundo entero lo vio también! Estamos muy agradecidos con los países que nos apoyaron, con los voluntarios, médicos, autoridades y todos los héroes anónimos que se olvidaron de la comodidad por salvar a otros. Gracias a nombre de Más México y estamos con las personas que sufrieron pérdidas #FuerzaMéxico.
Debemos seguir tomando en cuenta las medidas de seguridad, practicar, armar planes en nuestros espacios. Ser precavidos.
Hace un año, nuestra forma de pensar también se sacudió. Hoy, seguimos quitando piedras, tal vez no físicas, pero sí obstáculos internos, solo para demostrar, que la reconstrucción del país. No sólo es externa, sino que seguimos renaciendo día a día y que eso es lo que nos caracteriza frente al mundo entero: que no nos dejamos caer y si lo hacemos, nos levantaremos.