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10 datos que no conocías sobre Sor Juana Inés de la Cruz

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“En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas? ¿En qué te ofendo, cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas?”

El solo hecho de nombrarla nos remite a una época dorada de las letras mexicanas y nos recuerda a una mujer ante todo fuerte y valerosa, ávida de conocimiento, que tuvo que lidiar con múltiples obstáculos en una época en la que el sexo femenino seguía fuertemente estigmatizado, y más aún siendo religiosa. Seguramente conoces su rostro: lo has visto en los libros, en los museos ¡y hasta en los billetes! pero ¿Qué tanto sabes sobre su vida? En Más México, te compartimos estos 10 datos sobre Sor Juana Inés de la Cruz.

Centro Cultural Sor Juana Inés de la Cruz, sitio donde nació “La décima musa”.

1. Nació un jueves 12 de noviembre de 1651 en la hacienda de San Miguel Nepantla, en el actual Estado de México, cuando nuestro país aún se llamaba Nueva España. Su nombre completo era Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana.

2. ¡Aprendió a leer y escribir a los tres años! Quizá en la actualidad esto no resulte tan extraño, pero en aquél entonces la educación para las mujeres era muy restringida (no prohibida como se suele pensar), por lo que este hecho deja sin lugar a dudas la genialidad innata de Juana Inés.

3. Pasó su infancia al cuidado de sus abuelos maternos, Don Pedro Ramírez y Beatriz Rendón. Don Pedro era hacendado en Panoaya, en la actual Amecameca, cuyos trabajadores, evidentemente a escondidas, instruyeron a Juana Inés en las antiguas tradiciones del México prehispánico, así como en la lengua náhuatl.

4. Entre los seis y los ocho años ¡Escribió su primera obra literaria! Se trata de una loa (breve pieza teatral) que dedicó a la festividad católica del Corpus Christi, y que tituló “Loa al santísimo Sacramento“; lo más fascinante de todo, ¡Es que la escribió en náhuatl y español!

 

5. Cuando en 1656 falleció su abuelo, fue enviada a la Ciudad de México, donde habitó en la casa de su tía María Ramírez, y donde recibió sus primeras lecciones de gramática latina. Muchos historiadores coinciden en que pasó poco tiempo antes de que Juana Inés dominara a la perfección la lengua oficial de la Iglesia católica.

6. El genio, el carisma y la belleza de Juana Inés rindieron fruto cuando fue seleccionada para ingresar a la corte del virrey Antonio de Toledo y Salazar como dama de compañía de la virreina Leonora María del Carretto con tan sólo 15 años de edad. Sin embargo, su estancia no se prolongó más allá de dos años.

7. Cuando Juana Inés se cuestionó sobre el matrimonio y el destino gris de las mujeres que debían someterse a sus maridos, decidió que casarse no era lo suyo. Su única alternativa fue ingresar al convento de San José de las Carmelitas Descalzas en agosto de 1667, pero las duras condiciones de la vida en el convento, la obligaron a abandonarlo cuatro meses después.

8. Retomó la empresa religiosa al ingresar al Convento de Santa Paula de la orden de las Jerónimas, de naturaleza más comprensiva y tolerante, y donde tomó el hábito ya como Sor Juana Inés de la Cruz en 1669. Al interior de su celda (no te espantes, así se llamaban los cuartos de las religiosas), guardaba con recelo más que fanático ¡Alrededor de 4mil volúmenes de las más variadas disciplinas y campos del saber!

9. Sor Juana Inés de la Cruz también fue conocida por sus dos sobrenombres: “El Fénix de América” y sobre todo por el de “La Décima Musa” debido a la calidad de su extensa obra, que sacudió al mundo literario de su tiempo, mismo que la colocó en un muy merecido lugar junto a las nueve musas que inspiraron las ciencias y las artes de la tradición helena.

10. Su primer libro publicado, “Inundación Castálida“, vio la luz en España en 1689, donde ya gozaba de una inusitada fama. De hecho, era leída en la gran vastedad del mundo hispano parlante, e inclusive en Portugal. Escribió más de un centenar de obras, entre sonetos, loas, piezas teatrales, y un sinfín de géneros literarios, cuya aportación a la literatura mexicana es sencillamente invaluable y muy apreciada hasta nuestros días.

La Décima Musa” fallecería el 17 de abril de 1695 a causa de una epidemia de tifus que asoló al Convento de Santa Paula.